Adamant: Hardest metal
Sunday, March 9, 2003

a proposito de "au venezuela, la vie sous chavez"

mapage.noos.fr Luis DE LION Domingo, 23 de Febrero 2003      

En su edición de éste fin de semana 22 de Febrero 2003 Le Monde (no circula los Domingos), publicó en la muy leída sección Horizons, un amplio reportaje titulado "En Venezuela, la vida bajo Chávez", donde la veterana periodista Sylvie Kauffmann cuenta como el presidente Chávez, "en cuatro años de torpezas, partió el país en dos facciones enemigas. De un lado los de las clases alta y media, asustados, y que luchan con el apoyo de los medios; del otro lado las clases populares excesivamente marginalizadas como para constituir una verdadera fuerza política."

Sin duda, el periódico de mayor influencia sobre la opinión publica francesa es Le Monde; y la sección Horizons es una buena herramienta para tomarle el pulso a los grandes temas que preocupan a dicha opinión. El hecho que Horizons de éste fin de semana esté consagrado a Venezuela, implica que una buena parte de la opinión "influyente" de Francia, va a leerlo; y en las llamadas "dîners en ville", cuando se hable sobre Venezuela, se hará a partir de lo señalado en Horizons.

En ese sentido, el reportaje en cuestión obedece a las reglas clásicas que la materia exige; contar una situación a partir de cosas vistas y escuchadas, en un tono de relato. Kauffmann, corresponsal de Le Monde, durante muchos años, en New York y Washington, busca hacerle vivir a los lectores algunas de las situaciones que ella misma vivió durante su reciente estadía en Caracas. Relatando como un banal evento social, como lo fue la boda de la hija de Gustavo Pérez Issa, padece su respectivo cacerolazo; al tiempo que Kauffmann con un tono más personal señala que "el estado de gracia que vivió el chavismo, ya es historia"  "...el discurso del presidente no ha cambiado ni en lo más mínimo, siempre polarizado sobre los elementos los mas extremistas e ignorando la decepción real, no solamente de la oligarquía, que nunca lo quiso, sino de la clase media, que en el 98 y en el 2000 había depositado en él sus esperanzas de cambio"

Las declaraciones de Luis Miquilena, Alberto Müller Rojas y Alberto Garrido, que Kauffman recopiló, son de un aporte pedagógico muy importante para el lector galo, que de ahora en adelante tendrá las herramientas para hacerle un buen seguimiento a la crisis venezolana.

Sin embargo, cuando Kaufmann señala que " de un lado los cuatro canales comerciales, clones latinoamericanos de Fox News... del otro lado, el canal del Estado, venezolana de Televisión, bajo el formato soviético..." está sin querer metiendo el dedo en la llaga, del espinoso tema del apoyo y participación de los medios en la terrible crisis que padece Venezuela. El propio, Le Monde no escapa ni de las criticas, ni de los señalamientos que colocaban sus editoriales extremadamente favorables al gobierno de Chávez, por la frecuencia de dichos escritos llegamos a preguntamos si Le Monde no estaba al borde de la propaganda, ¿donde quedaba? la exigencia particular y la disciplina colectiva que tanto pregona su directiva.

El grupo Le Monde S.A., detenta - entre otras propiedades - el 51% de las acciones del tristemente célebre, Le Monde Diplomatique, éste ultimo mensual con sus propagandistas editoriales en favor de la naciente dictadura que se instaura en Venezuela, corre el riesgo de sumar un dolor de cabeza mas a su accionista principal, el cual espera para los próximos días, la aparición del libro " El rostro oculto de Le Monde" a través del cual sus autores; Pierre Péan et Philippe Cohen, concluyen varios años de investigación sobre dicho periódico, y donde en una suerte de arreglo de cuentas pondrían al desnudo a Le Monde, últimamente criticado en Francia, porque se considera que lo que le interesa es vender. ¿será que habrán perdido la pureza revolucionaria?

fidel castro en pekin

mapage.noos.fr por Manuel Malaver Domingo, 02  de Marzo 2003

El reporte  que envió el pasado jueves la agencia de noticias DPN desde Pekín contando la sorpresa que hizo presa  del primer ministro de Cuba, Fidel Castro, en su reciente visita a la capital china merece un comentario, unas líneas que llamen de nuevo la atención sobre el futuro de  los proyectos políticos que abogan por la resurrección del socialismo y contribuya en algo a despejar la diferencia entre los países que deciden modernizarse y avanzar por la vía del crecimiento y la distribución de la riqueza y los que eligen vivir en el pasado, colgados de antiguallas y anacronismos que ya fueron desechos y desechados por la historia. China, por si lo han olvidado, es aquel inmenso territorio de Asia oriental de 1500 millones de habitantes que optó en la segunda mitad del siglo pasado por la revolución socialista y marxista como vía para poner fin al atraso político, social y económico que lo convirtieron  en uno de los países más pobres e injustos del mundo. Fue un esfuerzo gigantesco, con un carácter de cruzada y gesta titánica que lo mantuvo en una suerte de laboratorio de ensayo y error hasta la segunda mitad de los años 70, de marchas y contramarchas, de revoluciones y contrarrevoluciones, en medio de una agitación persistente y obsecuente, con poco tiempo para pensar y menos para crear y todo para concluir que la revolución por la que se empeñaron sirvió apenas para establecer un poder autocrático, intolerante y excluyente no distinto al de los antiguos emperadores y una sociedad donde el atraso y las injusticias, no solo no se terminaron, se exponenciaron. Se hizo entonces urgente e inaplazable reconocer los fracasos, poner el dedo en la yaga de la inviabilidad e inutilidad de la utopía marxista y tomar el camino que ya  transitaban otros países de Asia oriental y con un enorme coraje y riesgo tratar de que el sentido común y las leyes de la economía corrigieran lo que décadas de voluntarismo y dogmatismo destruyeron de manera quizá irrecuperable. Establecer el quántum de pobreza y de injusticias sociales reducidas  en China por el nuevo modelo de desarrollo es aventurado, pero no hay dudas que tanto el gobierno como la sociedad están en la vía, en posibilidad creciente de que China recupere el liderazgo que hace 3 siglos ejerció en el mundo y, desde luego,  triunfe en la guerra contra la pobreza y su transformación en otro de los gigantes del siglo XXI. Fue la China que, según la agencia de noticias DPA, encontró Castro en su reciente visita en Pekín, le provocó un no disimulado asombro y comentarios ante el presidente chino, Jiang Semín, que ...¡ ojalá!.. comparta con sus pares de la élite cubana y... ¿por qué no?... con los miles de seguidores que con frecuencia se acercan  a oír sus discursos. Dice DPA que “El presidente de Cuba comprobó que la primera vez que visitó China el país le había parecido de una forma y que la situación de ahora era muy distinta. ‘Ocho años de economía de mercado socialista introdujeron grandes cambios’, afirmó Castro”. También: “ Tanto en Cuba como en China hay un Partido Comunista, un Comité Central y un Congreso del Pueblo. Sin embargo, desde 1959 Cuba es gobernada exclusivamente por Castro, mientras que Mao Tse Tung murió en 1976. Sus sucesores abrazaron el capitalismo y hoy día el comunismo solo tiñe de rojo las banderas y estandartes. Los dos grandes bastiones del comunismo no podrían ser más distintos. El viejo revolucionario Castro se hizo varias preguntas al ver las altas y brillantes fachadas de los  edificios y los modernos centros comerciales”. Por último: “Castro dijo al presidente chino, Jiang Zemín, que quería aprender de la experiencia china. Sin embargo, su compañero asiático lo puso algo incómodo al preguntarle, cortésmente, cómo está la situación en Cuba. Cada vez, dijo Castro, que alguien le preguntan cómo están las cosas en su país, todo el mundo dice que muy bien. No conozco a nadie que diga que está regular o mal, observó el líder cubano”. O sea, que Castro admitió que la situación de Cuba está mal, o, por lo menos, no igual a la de China y quien sabe si hasta peor de  aquellos mediados de los 70 cuando el liderazgo chino reconoció que el socialismo no era la vía para escapar de la pobreza, las injusticias y el atraso y había que pensar en otro camino para corregir siglos de desequilibrios. La pregunta es: ¿Por qué ante pruebas tan contundentes de lo que significa persistir en una economía estatizada cuyo signo es no superar jamás la pobreza crónica, y otra que por lo menos genera la riqueza a partir de la cual pueden empezar a corregirse las injusticias, un líder como Castro insiste en mantenerse en la dogmática marxista, con los riesgos que representa en el futuro próximo que una Cuba sin Castro proceda a llegar a las mismas conclusiones que llegó China después de la muerte de Mao? Indudablemente que por el hecho de que la revolución castrista, al igual que la mayoría de la revoluciones, prioriza los objetivos políticos a los económicos y sociales, y aplaza cualquier tipo de reivindicación que no compagine con el establecimiento de poderes personales omnímodos tras de los cuales una élite pueda garantizarse su permanencia en el poder más allá de sus resultados. O sea, que no es la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los explotados, la que guía las acciones de los salvacionistas, sino la muy humana ambición de sentirse por encima de los demás, planeando en las alturas, con poderes no controlados ni cuestionados y todo a nombre se los “sacrificios” que genera la “redención” de los otros. Sin ir muy lejos, es el tipo de prédica y de política revolucionarias que los venezolanos sufren desde hace 4 años, con una sociedad disparada a acceder a niveles de pobreza que no soñó ni en la peor de sus pesadillas y una élite gubernamental lanzada al remache de un proyecto político que solo sobrevive a cambio de hurtarle el bienestar a los demás. Ahora bien, debe reconocerse que más allá de cualquier juicio de valor sobre el desempeño de la élite cubana como clase gobernante, se trata de ciudadanos de un país pobre con enormes dificultades para acceder a la riqueza, y que, tanto en la época en que hizo la guerra contra la dictadura de Batista, como durante los últimos 40 años, ha realizado inmensos sacrificios para mantenerse en el poder. Lo cual no es el caso de la actual élite gobernante venezolana, aterrizada como por el azar de haberse ganado un billete de lotería, al centro del poder político y económico del país, disponiendo de los inmensos recursos de un país petrolero y decidida a monopolizar su disfrute en la idea de empobrecer de tal manera a las mayorías que no puedan articular ni un solo pensamiento, ni una sola acción, tendentes a enfrentarlos, a desafiarlos. Que es, sin duda, el mensaje de los sucesos que condujeron recientemente al colapso de la industria petrolera venezolana y de la conversión del presidente, Hugo Chávez, en una suerte de predicador evangélico de la revolución,  multimillonario y del primer mundo, que viaja  en aviones tan lujosos que ni siquiera usan los explotadores capitalistas que tan ardorosamente condena. Como un Billy Graham cualquiera.

una lectura lockeana de la crisis politica venezolana

mapage.noos.fr por  Alberto López Núñez Viernes, 28  de Febrero 2003

Harto de hacer seguimiento tipo periodístico de la crisis venezolana, y convencido de que no hay salida fácil de Chávez, pues como todo dictador, el jamás dejara, por las buenas, el poder. Decidí, buscar en los clásicos de la Política, una respuesta clara y definitiva a la actual situación política de Venezuela; es decir, como salir, de manera democrática, con el asentimiento de la mayoría popular, de un gobierno despótico, como creo ya a nadie le cabe duda, que el chavista lo es ( puesto que los únicos que lo dudaban, eran los escépticos-ingenuos, que creían que se podría amoldar a Chávez), ya que los robolucionarios, tenían muy claro desde principios de los 80, sus fines, objetivos y métodos, esto es, la instauración de un gobierno dictatorial estilo castrista en Venezuela.

Considero que una de las mejores inspiraciones que uno puede encontrar para interpretar la actual crisis, está en el Filosofo Político liberal Ingles John Locke, en particular en su seminal obra de la Ciencia Política, Concerning Civil Government, Second Essay ( Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil) de 1690.

Para una mejor comprensión del tema, haré una lectura libre de los principales temas tratados en esa obra y como aplicarlos a la situación actual venezolana.

Locke comienza por definir que es el poder político, para él, " poder político es el derecho de elaborar leyes, con la pena de muerte, y por la tanto de utilizar penas menores para la regulación y la preservación de la propiedad...la defensa de la comunidad, y todo esto solo con la finalidad del bien común.,2.En un principio, el Hombre vive en un Estado Natural, regido por las leyes de la Naturaleza, este es un estado de libertad, pero no de licencia. Para superar las imperfecciones humanas, el Hombre se une a otros, formando sociedades políticas. Al formarlas, lógicamente se abandona el estado Natural."Siempre que, cualquier número de hombres se unan en sociedad de su poder ejecutivo dado por las leyes de la naturaleza, y concediéndoselo al Publico, es aquí y únicamente así, que se forma una sociedad política"3

En la sociedad política cada miembro consiente ceder sus derechos naturales al cuerpo político, y se obliga a someterse a la determinación de la mayoría. Luego, dice Locke que, " tenemos razón en concluir que todo comienzo pacífico de gobierno tuvo su base en el consentimiento del pueblo".4 Para Locke, obviamente como padre del liberalismo que es, el Fin supremo de la sociedad política es la preservación de la propiedad privada. Para Locke, hay 3 formas de sociedad política, según en las manos de quien esté el poder legislativo. Si en la mayoría, democracia. Si en unos pocos, oligarquía. Si en uno solo, monarquía. Aquí, comienza el primer punto importante para entender la sociedad política venezolana actual, si bien Chávez fue electo por la mayoría , el ejercicio del poder ha estado concentrado en las manos de unos pocos, que son absolutamente sumisos a su voluntad, y sin ningún control por otras instituciones, sin el "check and balance" de todo régimen democrático. En consecuencia, en términos lockeanos, estamos en un régimen oligárquico sin ningún lugar a dudas. Agrega Locke: " Cualquier forma de sociedad política, el gobierno debe regirse por leyes declaradas y aprobadas, y no por dictados extemporáneos o resoluciones indeterminadas, pues en ese caso la Humanidad estaría en peor situación que en el del Estado Natural, si la sociedad tiene un solo o unos pocos hombres armados ( subrayado mío) con el poder de la mayoría"5. Está claro que la oligarquía chavista, se basa en el apoyo de un Fuerza Armada servil, y una milicia civil terrorista; luego Locke nos ayuda a clarificar la verdadera naturaleza del régimen, i.e., una tiranía, pues un grupo reducido de hombres armados detenta el poder de la mayoría.

Se explaya Locke en indicar: " Cualquiera que tenga el poder de legislar para regular la propiedad entre los miembros de la sociedad política, nunca puede tener el poder de tomar, ni la totalidad, ni parte de la propiedad de sus sujetos, sin su consentimiento"6. Ya sabemos, como las Leyes habilitantes aprobadas por la servil Asamblea Nacional, le dio el poder a Chávez, para que su secuaz Adina Bastidas, cerebro ideológico de la falange comunista mas extrema del gobierno, elaborara varias decenas de leyes que atentan contra este derecho a la propiedad, y que fue el detonante iniciador de la revuelta popular en contra de la robolución.

"Tiranía es el ejercicio del poder por encima del derecho... el ejercicio del poder no para el bien común, sino para el bien privado del gobernante... el tirano hace todo lo que su propia voluntad y apetito le dictamine... Donde el ejercicio del poder según la ley termina, allí comienza la tiranía."7 Son decenas las violaciones a la Constitución y demás leyes, las que abogados independientes ( incluso defensores de Chávez en el inicio de su gobierno) han determinado que la robolución chavista ha efectuado, luego aquí tampoco cabe duda de que estamos bajo una tiranía.

Insiste Locke en el uso de la fuerza por parte del gobernante, cundo indica que, " Cualquiera que use la fuerza sin el debido derecho a ello, se coloca en estado de guerra, y en ese estado cualquier nexo previo es cancelado, todos los demás derechos cesan, y cualquiera tiene el derecho de defenderse, y resistir al agresor".8 Los actos vandálicos de Puente Llaguno el 11de Abril, de la Plaza Altamira en Diciembre y Febrero, los actos terroristas contra las representaciones diplomáticas de España y Colombia hace unos días. La violación consuetudinaria de la Ley por parte del régimen chavista, la persecución de sus opositores, el amedrentramiento a los Medios de comunicación, etc., etc., etc., son claros e irrevocables índices de que el chavismo ha utilizado la fuerza sin el apoyo de la ley, y que por lo tanto los venezolanos tenemos el derecho a defendernos y resistir la tiranía chavista.

En conclusión queda diáfanamente claro a partir de la lectura de Locke que:

  1. El chavismo es una oligarquía,
  2. Esta oligarquía actúa tiránicamente,
  3. Esta tiranía ha utilizado la fuerza sin el apoyo de la ley,
  4. En consecuencia el pueblo tiene el derecho a resistir a la tiranía.

Ahora bien, el problema consiste en como resistir a una tiranía armada?

Lógicamente están bloqueados los dos extremos:

  1. La lucha por la vía pacifica, electoral y democrática, pues esto no es sino darle tiempo al chavismo a fortalecerse militarmente.
  2. La lucha armada, pues esto sería simplemente un suicidio.

Luego es indispensable buscar vías intermedias que no le den espacio a Chávez para fortalecerse, pero que tampoco implique un suicidio de inocentes civiles.

Quizás existan muchas vías intermedias, pero en este momento a mi solo se me ocurren 2:

  1. El Paro Cívico, ya intentado pero con resultados parciales positivos, pues se fue a una versión light. Paro es paro, no puede haber luz, teléfonos, agua, comida, policía, servicios asistenciales, etc. En definitiva volver al Estado natural de Locke, para obligar la disolución del gobierno tiránico y reiniciar una nueva sociedad política.
  2. El pronunciamiento militar. Que de ninguna manera debe ser dictatorial, sino simplemente la conformación de una Junta Cívico-Militar, que deponga a la robolución y reinstaure la democracia.( en términos del Chavismo, por boca de su mas egregio portavoz, el Vicepresidente José Vicente Rangel un "golpe de opinión", aunque este si lo sería, y no el frustrado golpe militar, con intenciones magnicidas del 4 de Febrero del 92. Incluso en Venezuela tenemos un magnifico ejemplo reciente, el pronunciamiento militar del 23 de Enero de 1958, que dio origen a las únicas 4 décadas interrumpidas de democracia en Venezuela.

de stalin a chavez

mapage.noos.fr por Manuel Malaver Domingo, 23  de Febrero 2003

No creo que exista una diferencia esencial entre la frase: “Elegir las víctimas, prepararlo todo minuciosamente, apagar la sed de una implacable venganza, y luego irse a dormir tranquilamente... no hay nada más agradable en el mundo” que Kamenev y Dzerzhinsky atribuían a Stalin y esta de: “Me acosté con una sonrisa. Y mandé a buscar a la 1:00 de la mañana un dulce de lechoza muy rico que me mandó mi mamá para degustarlo” con la que Hugo Chávez contó en un discurso  su reacción ante la noticia de que un grupo de hombres armados había detenido y atropellado al presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández.          Es verdad que entre una y otra frase media casi un siglo, y que mayor es la hondura en lo que se refiere a establecer la trascendencia  de los sucesos que las provocaron y los hombres que las dijeron, pero no hay duda que son distancias que se borran en cuanto percibimos que, tanto en la Rusia que aún no deletreaba el alfabeto del totalitarismo, como en la Venezuela que  ya lee sus primeras letras, reinaba y reina el mismo tirano.         Nombres de autócratas que podrían no decir mucho, sino fuera porque, a parte de la cauda de víctimas que cargan tras sus sombras, se suceden con tal recurrencia que ya pareciera que la especie instituyó la imposibilidad de no incurrir en ellos.        Lo doloroso es que aparecen con cualquier pretexto, ya sea del orden, o del desorden,  de la religión, o del ateismo, del bien o del mal, pero siempre con la propuesta de que su causa es la causa de la salvación y corresponde, por tanto, imponerla a sangre y fuego.        O sea, al margen de la constitución y las leyes, como que conviene a los instantes de degustación del dictador, hacerlo en solitario y a escondidas y al abrigo de intrusos que puedan interrumpirlo en su placer.        Por eso hay que guerrear también contra la palabra, sea la dicha o la impresa, contra la libertad, sea de pensamiento o de acción, porque si hay que decir algo es que el tirano está despierto, o dormido, y no conviene molestarlo.       Se trata, en definitiva,  del dictador tranquilo y silencioso, degustador y catador, que más allá de los prejuicios que puedan obligarlo a deslizar una lágrima en público, o un “no es que uno tenga odio contra nadie” no siente empacho en admitir que nada como el primer alarido de la víctima para retirarse a dormir sosegado, mientras disfruta el dulce de lechoza casero que le mandó su mamá.        Siniestro alarde de terror cuya expresión más concentrada no hay duda que fue patentada en la frase que dos revolucionarios rusos decían haberle oído a Stalin, pero que pudo escucharse también en cualquiera de los palacios desde donde los más crueles dictadores de la historia hicieron del siglo XX “el siglo de las cruces”.        Están regresando en los inicios del siglo XXI, cuando ya parecía  que los totalitarismos habían sido exorcizados de una vez y para siempre y en un país de la América del Sur que hizo algo para que la democracia dejara de ser una promesa y contribuyera a que la paz, la igualdad, el bienestar, y la justicia social no fueran más un espejismo en el subcontinente.        Qué pasó para que las agujas del reloj histórico retrocedieran no es tema de este artículo, pero sí lo es llamar la atención sobre el hecho de cómo no basta cuán estable y consolidada luzca una democracia para que de su seno salgan las espadas y cuchillos dirigidas a asesinarla, a defenestrarla.        Empuñados por mentes frías, despiadadas y alevosas, que ya no expresan “su satisfacción” a medianoche y mientras se dirigen a sus guaridas después de oír el parte de guerra que le traen los sicarios, sino a plena luz del día, en cadenas de radio y televisión, y como para  que los oigan amigos y enemigos, nacionales y extranjeros, y ellos también se vayan a dormir, pero temblando deterror, de pavor, de miedo.        Porque no es solo que en el caso de Hugo Chávez se trata de un dictador amigo de gritar lo que hace, sino que como lo hace recurriendo a triquiñuelas como esa “de que se trata de una decisión judicial y hay que respetarla”,  entonces cree que el atropello, no solo hay que acatarlo, sino celebrarlo.        Si conocemos, por el contrario, que se trata de una decisión dimanada de un sistema judicial corrupto y que el juez, Maikel Moreno, de cuyo tribunal salió la orden de detención contra Carlos Fernández, es un militante del MVR que hace meses defendió a un asesino confeso pero compañero de partido, caemos en la cuenta  que se trata del mismo mecanismo que a finales de la década de los 30 instruyó los “Juicios de Moscú”.        Y es que no es nueva esta pretensión de los dictadores de cubrir sus arbitrariedades con la hoja de parra de la legalidad, siendo que, de haber cometido delitos, tanto Carlos Fernández,  como Carlos Ortega, lo hicieron  durante dos meses, y a plena luz del día, es decir, en flagrancia, y entonces el fiscal Vyshinsky, mejor dicho, Isaías Rodríguez, tendría que dar cuenta de tamaña denegación de justicia.        Ah, pero hace dos meses la ola de la oposición democrática estaba en ascenso y era imprudente detener a dos de sus líderes, que de haber dado la orden, es seguro habrían tomado Miraflores y mandado a Chávez, y a su fiscal y  jueces, a repasar sus lecciones de totalitarismo en otro rincón del territorio continental.        Tampoco se tenía a mano el juez y el tribunal adecuados, y mucho menos se encontraba ausente de Caracas el secretario general de la OEA, César Gaviria, cuyos pasos hay que vigilar muy de cerca, para que, en cuanto se descuide, o se marche del país, empezar a disparar a mansalva, como en el lejano oeste.        Tal sucedió con los nuevos muertos de Altamira, el atropello a los médicos del hospital “Domingo Luciani” y esta razzia de órdenes judiciales que al parecer aspirar a meter entre rejas a más de las dos terceras partes de los habitantes del país.        Porque esta “revolución bonita” se cuida como ninguna de las formas, y prefiere atropellar invocando la constitución, las leyes y la defensa de los derechos humanos, antes de admitir que es otra “revolución fea” y como tal no le queda más remedio que enfrentar el rechazo que provocan las cosas feas, o ir al cirujano plástico a remodelarse.        Tendencia que no debería descartarse, pero solo si no existiera esta suerte de doctor Frankestein, que no es solo que llega cada madrugada del cementerio con más miasmas extraídas de las tumbas  que al día siguiente adicionará a su esperpento, sino que se duerme tranquilo, con una sonrisa y degustando dulce de lechoza.

Qué te parece Shapiro

mapage.noos.fr por Manuel Malaver Domingo, 16 de Febrero 2003      Se de muy buena fuente que no fue Charles Shapiro el único embajador en salir apresurado, “serio y hablando por celular” del acto en el cual el presidente de la República, Hugo Chávez, entregó las licencias a cinco empresas norteamericanas y noruegas que serán socias del gobierno venezolano en la explotación de la plataforma deltana. Y es  que, si como sucedía en otros tiempos, los periodistas no enfrentaran peligros para cubrir la fuente de Miraflores y redactoras como Adela Leal y Berenice Gómez no se redujeran a seguir los sucesos a control remoto y por los monitores de la redacción, los lectores se habrían enterado de que igualmente los embajadores de Noruega y Trinidad y Tobago salieron del acto como alma que lleva el diablo, “serios”, celular en mano y como en trance de llamar a María. Y no era para menos, ya que lo que les había sucedido esa tarde no eran conchas de ajo: fueron invitados dentro de la más rigurosa etiqueta a un acto donde presuntamente el tema a tratar se limitaba a las ventajas mutuas de la explotación del gas en el Delta del Orinoco y he aquí que Chávez se lanza con un discurso político que entre otros disparates soltó la prenda de  que los gobiernos  de Bush, y   Su Majestad, el Rey Harald, eran firmes aliados de la “revolución bolivariana”.  Pero lo peor fue que el discurso se refirió exclusivamente a la dolorosa actualidad política venezolana, siendo objeto la oposición  de las amenazas, calumnias y vilipendios de siempre, los 10 mil trabajadores que acaban de ser despedidos de PDVSA acusados de golpistas y saboteadores, y la empresa con la cual norteamericanos y noruegos “no tienen (¿tenían?)”, al decir de Alberto Quiroz Corradi “sino respetuosa admiración” sometida a tal escala de escarnios que era como si  estuviera hablando de la cueva de Alí Baba. “Había gente cobrando sueldos gigantescos y que no hacían nada” comenzó Chávez. “Esos sí conspiraban y financiaban movimientos golpistas. Por eso este acto tiene esa justificación y el alto grado de confianza del mundo en Venezuela. Agradecemos a los golpistas que nos permitieron reorganizar PDVSA. Despedimos más de 10 mil personas que conspiraban y ahora sale una demanda y un juicio histórico. ¿Qué te parece Shapiro?”. En otras palabras: que Chávez  usa y usará  las concesiones a las empresas Chevron-Texaco y Statoil como una presión para que los gobiernos de Noruega y Estados Unidos apoyen la “revolución” y la presencia de los embajadores de esos países en Miraflores revela que esto ya es así, porque Venezuela cuenta con un presidente confiable y que hace lo democráticamente correcto. ¿Pero  es verdad? ¿No había dicho Chávez minutos antes que él, el todopoderoso dueño de PDVSA,  acababa de despedir 10 mil trabajadores por la simple razón de que no apoyaban su gobierno y se habían plegado al paro? ¿Y este no es el mismo hombre que semanas atrás introdujo en la Asamblea Nacional una ley que de aprobarse le da licencia al Ejecutivo para cerrar medios impresos y quitarle las concesiones a radios y televisoras? ¿ Y no introdujo otra ley proponiendo que los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia pasen de 20 a 30 y así tener la posibilidad de controlarlos de una manera más “democrática” y más “legal” ? Claro que sí, pero no hay dudas  que hasta ahora estas no son señales para que los embajadores de dos países democráticos y donde se respetan los derechos humanos, se nieguen a participar en manipuleos, que es cierto, tienen los imperativos del vil metal, pero podrían hacerse con menos cinismo. Porque ¿qué otra cosa quiere decir esta frase de Chávez, dicha con toda inocencia, pero indudablemente que con el piquete de la amenaza para todos aquellos que no entienden que están canjeando concesiones por apoyo político: “Lo primero que les digo es que de aquí no nos vamos a ir, para que no se sientan defraudados mañana y puedan decir que Chávez se fue y dejó el negocio hecho”. O sea que, muchachos, no se preocupen, apóyenme y harán toda la plata del mundo.  Aquí de lo que se trata es de acabar con los capitalistas democráticos y nacionales, porque son gente muy quisquillosa y que echa mucha broma. Ustedes, por el contrario, pueden tener todas las empresas y monopolios que quieran, pero eso sí, sin meterse en política, ni con el gobierno. Y esa receta del capitalismo más puro y salvaje no me la dio Hugo Farías, ni Emeterio Gómez, ni Domingo Fontiveros, ni Orlando Ochoa, ni Alexander Guerrero sino un economista tirado a político que lleva 40 años mandando: Fidel Castro. Por eso: “Les ruego que le digan a sus gobiernos que aquí hay un gobierno que gobierna, y seguirá gobernando en el marco de la Constitución y de las leyes nacionales. Que respeta los derechos humanos, la democracia, la libertad de expresión, pero no permite el abuso y el atropello”. El abuso y el atropello fueron las tres cadenas que Chávez se tiró ese día ( de mas de 3 horas cada una), las amenazas de no pagarle las prestaciones a los ilegalmente despedidos trabajadores de PDVSA, y los dos proyectos de leyes que de aprobarse harán de la libertad de expresión y de la independencia del Poder Judicial en Venezuela un cuento con final feliz para los pichones de dictadores que se preparan a un regreso alentador por todo el mundo. Y también fue un abuso y un atropello invitar a dos cándidos embajadores a un acto a favor del capitalismo y la democracia, cuando en realidad se trataba de un acto a favor del capitalismo puro, colonial y salvaje que ahora llaman socialismo.