Adamant: Hardest metal

Otro esfuerzo cooperativo mas..: La revisión del Registro Electoral Permanente

From: voluntario@sumate.org

Recibe un cordial saludo en la oportunidad de retomar nuestro contacto y agradecerte, una vez más, tu apoyo a las iniciativas emprendidas por Súmate.

En referencia a los Programas en marcha, te informamos que luego de EL FIRMAZO, hemos continuado avanzando en la clasificación, digitación, encuadernación y custodia de todos los instrumentos que los venezolanos firmamos durante EL FIRMAZO, a la espera de ser introducidos al Consejo Nacional Electoral, en el momento que lo decidan las fuerzas opositoras al Gobierno.

Continuando en la misma línea de acción, estamos diseñando un mecanismo para preservar y mejorar la integridad del Registro Electoral Permanente, y pensamos nos podrías ayudar en esta primera fase de la siguiente manera:

Investiga en tu entorno familiar y de amistades sobre aquellos allegados fallecidos de nacionalidad venezolana, los números de cédulas de identidad, nombres y apellidos, fecha de nacimiento y año de defunción. Accede a la página www.cne.gov.ve, en la sección de “Búsquedas”. Introduce cada cédula de identidad y el producto de esta información transcríbelo al formulario (application/msword, 29 KB)

que acompaña este mensaje, luego reenvíanoslo.

Gracias por tu colaboración, Súmate.

NOTA: Es importante nos envíes la información de cada persona que hayas buscado en la base de datos, indistintamente si esas personas aparecen o no en el Registro Electoral Permanente. Igualmente es importante resaltar que en caso que no cuentes con datos como la fecha de nacimiento o el año de defunción, no dejes de verificar con el número de la cédula de identidad si la persona aparece o no con el resto de los datos que poseas.

Análisis de la situación petrolera hoy

Estimados amigos:

Los invitamos a participar en el foro:

"Análisis de la situación petrolera hoy", en el cual participarán el Ing. Horacio Medina, Luis Pacheco ex-gerente de Planificación de PDVSA, el Dr. José Toro Hardy y el Dr. Humberto Calderón Berti.

El foro se llevará a cabo este miércoles 5 de febrero en el Auditorio Polar a las 2:00 pm.

Contamos con su asistencia y agradecemos pasar esta invitación a quienes crean que están interesados en participar.

Muchas gracias.

APUM-RDU UNIMET

Asunto: Los Moderados

-------- Mensaje Original --------

Asunto: Los Moderados De: Clara Gonzalez clgonzalez@unimet.edu.ve Fecha: Lun, 3 de Febrero de 2003, 5:32 pm Para:

Fuera del Foro, mientras espero un poco más, aprovecho para enviarles lo que Emeterio Gómez opina sobre los moderados de la Coordinadora Democrática y otros...

From: gentedesoluciones@gruposyahoo.com Date: Domingo, 02 de Febrero de 2003 07:11:23 a. To: gentedesoluciones@gruposyahoo.com Subject: [GdS] los moderados

Los moderados

Emeterio Gómez en gente de soluciones

  Un moderado -también llamado por algunos autores "opositor

democrático"- es alguien que se empeña en hacernos creer que la demencial crisis que vivimos deriva del choque de dos extremismos. No es que el chavismo -férreamente liderado por un fanático- sea en su esencia extremista, precisamente porque dicho liderazgo es férreo y primitivo, porque es impensable un "chavismo moderado", porque nadie que pretenda hacer una Revolución puede ser democrático! Nada de eso, la verdad es que sólo una pequeña parte del chavismo es extremista... y este mínimo sector junto con los extremistas de la oposición son los causantes de esta tragedia.

  No dice el moderado, que hay una preguerra entre, por un lado, el 30% del país, hipnotizado, dominado y acallado por un bárbaro que intenta emular al Che Guevara; y que en cualquier momento es capaz de ordenar, no un ensayo como el de Llaguno, sino una matanza en serio; y, por el otro, el 70% de la sociedad que quiere contarse, que pelea por unas elecciones y que se aferra desesperadamente a la noción de libertad.

  No es -arguye el "opositor democrático"- el choque entre un núcleo duro totalitario, que pretende imponer en Venezuela un igualitarismo decimonónico y el grueso de una sociedad que lucha aguerridamente por la democracia y por no eructarle en la cara a los otros; nada de eso, un moderado es alguien que cree que en este país hay una confrontación entre dos grupos extremistas que quieren la guerra y que, en su irracionalidad, avasallan al 80% de la nación que no "tiene velas en ese entierro".

  Un moderado es alguien que cree que es necesario negociar y que "no podemos seguir atizando los odios" Como si con llamados a la paz se pudiese apaciguar a ¡una bestia! Como si Chávez y sus fanáticos estuviesen allí esperando pacientemente ¡para transar! Como si no se tratara de alguien que de ninguna manera va ¡a negociar!, a no ser que -por el uso de la fuerza- ya esté más o menos derrotado.

  El meollo del asunto. Un moderado es una persona respetable que no ha captado del todo lo que es la polarización. Él  cree que ésta no permite la moderación, por culpa de los extremistas, de estados de ánimo individuales o psicológicos, de personas que no tienen la suficiente fuerza moral para imponer la conciliación. Como si ante alguien que está dispuesto a hacer la guerra, a radicalizar... y a matar, los individuos pudiesen evitar la confrontación.

  Hay moderados que no entienden que de verdad!, a veces, "la

polarización no permite la moderación". Que no es retórica, buenos deseos o fuerza de voluntad individual, sino una dinámica feroz, aplastante y objetiva, en la cual, al querer mantenerse en el medio, nuestros moderados corren el riesgo de ponerse al servicio del Totalitarismo. Un "opositor democrático", además, es alguien que aún no se ha convencido que Chávez es comunista!

  La que nos espera. Chávez ya perdió esta pelea, pero nos esperan meses terribles. No sólo por la agudización de la guerra contra él, sino por la confrontación... con los moderados! Ellos seguirán repitiendo que es necesario negociar, mientras el Che Guevara II seguirá moviendo todas sus piezas, recursos y triquiñuelas, para que no haya elecciones... o para que, si las hay, sean trampeadas. Apelará a todo el inmenso poder que le dan el Estado, las Farc y el chantaje de los Círculos Violentos, para imponerse por la fuerza.

  Los moderados, seguirán insistiendo en que "la salida tiene que ser electoral", sin captar que sólo a través de la fuerza! podemos imponer dicha salida. Porque un comunista sólo hará elecciones con un revólver en la sien! La fuerza de un paro petrolero que arriesga la destrucción del país con tal de no verlo bajo el yugo del Totalitarismo; la de un millón de personas instaladas a vivir en la autopista; o la de unos países amigos decididos a salir de un comunista, aunque para ello tengan que presionar con un par de poderosos alicates dos partecitas muy sensibles de la humanidad de Lula.

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THE DEFENSE OF DEMOCRACY IS THE DEFENSE OF LIBERTY AND HUMAN RIGHTS

Response of Venezuelan academics to their Spanish colleagues

On December 23, 2002, a pronouncement supporting the régime of Venezuelan President Hugo Chávez, signed by 64 professors and researchers from Spanish universities, appeared in the Madrid edition of the newspaper El País. Its principal argument “in favor of democratic legality” was the legitimacy of Mr. Chávez, who was elected to office in 1998 and ratified in 2000.

Distinguished colleagues: We sincerely appreciate your concern for the grave crisis affecting our country and your generosity in assuming the expense involved in publishing a full-page pronouncement. Moreover, we understand that the distance from events, the rather clumsy handling of some stereotypes by certain international media, as well as the costly disinformation campaign undertaken by our government, all are factors which, understandably, may have confused you to such a degree that you were moved to support what you assume to be a genuinely democratic government. As academics from different Venezuelan universities and institutes of higher learning, who know and suffer personally the effects of this unfortunate juncture, we feel an obligation to respond, as a manifestation of our reasoned position before international public opinion.

It is true that Chávez was voted into power in 1998, although this came about with a high level of voter abstention, which rose even higher when he was ratified in 2000. Notwithstanding the value of this “legitimacy of origin” in both the national and international context, it does not of itself guarantee “legitimacy in exercise.” Original legitimacy may naturally be diminished and even completely annulled by the abuse of power and the violation of human rights. Hitler and Fujimori, rulers who were also voted into office, each used the weapons inherent in his system to assail that system from within. Four years ago, we Venezuelans voted to elect a democratic president, not the autocrat who, on more than one hundred occasions -- all documented and denounced by jurists -- has violated the Constitution he claims to defend, one who insists upon imposing a so-called “revolution” existing only in his own stubborn determination and in official rhetoric. Chávez has failed disastrously as a ruler; he has led the country into a situation wherein governing has become totally impossible. Regardless of this, he impudently affirms that he will govern until 2021. Let us continue.

From the start of his mandate, the Chávez régime has advanced a policy aimed at bringing down institutions. This has been made manifest by his attacks upon the Armed Forces, political parties, labor and management organizations, the Church, universities, local police forces, the merchant marine, etc. Although the ‘Chavistas’ won a parliamentary majority and control of many local governments, they have ostensibly and recurrently violated the law, so as to impose their hegemony over all branches of government, namely, the Judicial Power, Civil Power (Attorney General, Public Defender, Office of the Controller) and the Electoral Power. Today, this evident sequestration of the different powers is manifested in the designation of public officers, many of whom are members of the military who were involved in the 1992 coup d’état. Their selection has been based on their unconditional loyalty to the President, rather than on their efficacy, efficiency and merit in the discharge of their duties. This is the basic reason for the government’s conflict with the state-owned petroleum company (PDVSA), today an important factor in the nationwide civic work-suspension.

His abuse of power has reached Venezuelan public radio and television, which have become mere instruments of publicity for Mr. Chávez and his project. Through these media and the frequent broadcasts which all stations must obligatorily transmit, Chávez addresses the country for hours in a style which is at once paternalistic, picturesque, and aggressive, fraught with insults, admonitions, and bluster. These abuses have forced the private media to assume a political position that some consider exaggerated and others unavoidable. The few European opinion leaders who, displaying a romantic notion of Latin American revolutions, have embraced the ‘Chavista’ cause from a comfortable distance, always forget to mention this detail.

The violent circles have always harassed the communications media, taking some of their installations by assault, as occurred on December 10. There have been over 200 instances of aggressions – blows, stones, hail-shot -- against journalists and camera operators. Some have saved their lives by using bulletproof vests, which now constitute part of their standard equipment. Jorge Tortoza, a photographer who was murdered April 11, was not so lucky. Let us add to this list the forceful occupation and illegal detentions, the kidnapping and torture of activist Estrella Castellanos and of members of the Merchant Marine, the threats against opposition leaders, etc. Of course, the régime has systematically obstructed judicial investigations of these crimes and has boycotted the proposed formation of a Truth Commission of independent membership and subject to international oversight.

Despite his immense initial popularity, and his having received the largest fiscal income in the country’s history (U.S. $49 billion, only from the petroleum industry), Chávez has failed politically, economically and socially. He promised to eliminate poverty and is unable to exhibit a single achievement in favor of the poor; on the contrary, he eliminated social programs, substituting them for occasional gifts, proffered in exchange for political loyalty. Members of the middle class have been buffeted by growing unemployment, tax raises, and currency devaluation. Likewise, education, health, social security, nutrition, and transportation have substantially worsened. Chávez also promised administrative decentralization, yet he has instituted a perverse system of loyalties whereby only those mayors and governors who are submissive receive resources for their regions. Another of his electoral banners was fighting corruption, yet he has not mentioned this for some time, because his government has broken all previous records. With unconscionanable shamelessness and impudence, huge amounts of state moneys are diverted to the private accounts of his hierarchs; Chávez uses these funds to purchase armament and to buy consciences. Perhaps the worst sin of this nefarious ruler has been his pedagogy of hate, resentment and social confrontation. There, too, he has failed, for the great majority of Venezuelans, even those of us who sympathize with his cause, today favor reconciliation, cooperation and peace.

It will take time for our country to recover from this carnage, but we will. And the first step will be precisely, institutional recovery. That is why almost two million Venezuelans laboriously complied with all the constitutional requirements needed to petition a consultative referendum as to the permanence of Chávez in power. In the same way, we are ready to follow any of the democratic routes established in Article 70 of the Constitution, among others. The multitudinous street demonstrations and the pronouncements of all sectors of national life, including academics and intellectuals, constitute a daily referendum against the régime’s continual excesses. Members of the military who have declared their legitimate disobedience have done so without recourse to arms, accompanying civilians in their protests and protected by Article 350 of the Constitution, which legitimizes civil disobedience. This is in no way similar to armed military coups, such as the one staged in February 1992 by Hugo Chávez against a democratically elected government. That is why those of us who today are advocating an electoral solution to the political crisis are not “special interest groups”; neither are we political organizations who have been removed from power, as the pronouncement affirms. Much less are we “coup proponents,” “saboteurs,” or “fascists,” as Chávez and his acolytes are fond of calling us. Is it not absurd to call “coup proponents” those of us who demand elections and “democrats” those who try by every means to impede them?

Esteemed colleagues: For all these reasons, we reject the document you have subscribed and we invite you to open-minded reflection. Do not let yourselves be deceived. Chávez is nothing more than an autocrat disguised in the sheep’s clothing of constitutionality. His revolutionary rhetoric, with feigned demands for social justice, in reality conceals an infamous and power-hungry dictatorship. As abundant graphic testimony demonstrates daily, his adversary is a noble citizenry from all social strata, which continually becomes more conscious, combative and solid, and to which we are proud to belong.

Caracas, January 13, 2003.

Published in the daily newspaper El País; Madrid, Thursday January 23, 2003.

The publication of this pronouncement has been paid for by the individual contributions of the undersigned

DEFENDER LA DEMOCRACIA ES DEFENDER LA LIBERTAD Y LOS DERECHOS HUMANOS

Respuesta de los académicos venezolanos a sus colegas españoles

El pasado 23 de diciembre, firmado por 64 catedráticos, profesores e investigadores de diversas universidades españolas, apareció en el diario El País, edición Madrid, un remitido en defensa del régimen del presidente venezolano Hugo Chávez. El principal argumento de ese alegato “a favor de la legalidad democrática” era la legitimidad de quien fuera elegido en 1998 y ratificado en 2000.

Apreciamos sinceramente, destacados colegas, su preocupación por la grave crisis de nuestro país, así como su notable generosidad al costear tal publicación a página completa. Comprendemos también que la distancia de los acontecimientos, el manejo torpe de algunos estereotipos por ciertos medios internacionales, así como la costosa campaña de desinformación adelantada por nuestro gobierno, hayan llegado a confundirlos hasta el punto de moverlos a apoyar lo que suponen un gobierno genuinamente democrático que actúa honestamente en pro de los intereses del pueblo venezolano. Nosotros, académicos de diversas universidades e institutos de educación superior venezolanos, quienes conocemos y sufrimos en carne propia esta aciaga coyuntura, nos sentimos obligados a responderles, manifestando y razonando nuestra posición ante la opinión pública internacional.

Chávez, es cierto, llegó al poder en 1998 a través de los votos, aunque con un alto índice de abstención, que creció aún más al ser ratificado en 2000. Ahora bien, a pesar del valor que tiene la “legitimidad de origen” en el contexto nacional e internacional, ésta no garantiza por sí sola la “legitimidad por el ejercicio”. Puede naturalmente ser disminuida y hasta completamente anulada por el abuso del poder y la violación de los Derechos Humanos. Hitler y Fujimori también fueron gobernantes electos por los votos que atentaron con las armas del sistema, desde el sistema, contra el sistema. Hace cuatro años, los venezolanos votamos para escoger un presidente democrático, no al autócrata que en más de cien ocasiones, documentadas y denunciadas por juristas, ha violado la Constitución que dice defender; que se empeña en imponer una supuesta “revolución” sólo existente en el voluntarismo personalista y en la retórica oficial; que ha fracasado estruendosamente como gobernante al conducir al país a una situación de total ingobernabilidad y no obstante afirma con descaro que gobernará hasta el 2021. Veamos:

Desde el inicio de su mandato, el régimen de Chávez ha promovido una política de abatimiento de las instituciones. Han sido manifiestos sus ataques contra las Fuerzas Armadas, los partidos políticos, las organizaciones sindicales y patronales, la Iglesia, las universidades, las policías locales, la marina mercante, etc. Si bien los chavistas ganaron la mayoría parlamentaria y muchos gobiernos locales, han violado la ley de manera ostensible y recurrente, con el fin de imponer también su hegemonía sobre el Poder Judicial, el Poder Ciudadano (Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Contraloría) y el Poder Electoral. Este secuestro de los poderes públicos es hoy evidente y se ha traducido en la designación de funcionarios públicos, muchos de ellos militares del golpe de estado de 1992, seleccionados por su incondicional lealtad al presidente, antes que por su eficacia, eficiencia y mérito en el desempeño de la función. Ésa es la razón de base del conflicto con la empresa petrolera estatal (PDVSA), hoy día parte importante del paro cívico nacional.

Su abuso de poder se ha extendido también a la radiotelevisión pública venezolana, al convertirla en mero instrumento publicitario suyo y de su proyecto. A través de ella y de frecuentes cadenas forzosas con los demás medios, Chávez habla al país durante horas cada semana en un estilo a la vez paternalista, pintoresco y agresivo, cargado de insultos, admoniciones y bravuconerías. Son esos abusos mediáticos los que han obligado a los medios privados a asumir una posición política que algunos consideran exagerada y otros imprescindible. Los escasos líderes de opinión europeos que, con una noción romántica de la revolución latinoamericana, han abrazado desde una cómoda lejanía la causa chavista, siempre olvidan mencionar este detalle.

Por su índole totalitaria, el chavismo no tolera la disidencia. Considera enemigos a sus adversarios políticos y los enfrenta con la violencia. Muchos de los mal llamados “Círculos Bolivarianos”, que la población llama “círculos del terror”, son brigadas mercenarias entrenadas y armadas por el régimen, conducidas por algunos de sus más conspicuos dirigentes. Entre sus hazañas, se cuenta el haber provocado el asesinato a mansalva de 19 manifestantes civiles desarmados el 11 de abril, plasmado en el video del periodista Luis Fernández, Premio Rey de España de Periodismo 2002. Los autores de este crimen fueron llamados por el oficialismo “héroes de la revolución”. El 6 de diciembre, la masacre de Altamira sumó tres muertos (entre ellos un apreciado docente universitario) y decenas de heridos más. Apresado in fraganti y confeso, uno de los asesinos fue defendido por el Presidente mientras las víctimas eran sepultadas. El día 3 de enero, añadimos con dolor dos muertos y una docena de heridos a este récord sangriento.

Los círculos violentos han acosado siempre a los medios de comunicación, tomando por asalto algunos de ellos, como ocurrió el 10 de diciembre. En más de 200 oportunidades, los periodistas y camarógrafos han sido agredidos con golpes, piedras y perdigones y algunos han salvado su vida gracias al chaleco blindado que ya forma parte de su equipo. El fotógrafo Jorge Tortoza, asesinado el 11 de abril, no corrió con esa suerte. Añádanse a esto los allanamientos y detenciones ilegales, el secuestro y tortura de la activista Estrella Castellanos y de los marinos mercantes, las amenazas a líderes de la oposición, etc. Por supuesto, el régimen ha obstaculizado sistemáticamente las investigaciones judiciales sobre estos crímenes y ha boicoteado la conformación de una Comisión de la Verdad integrada por personalidades independientes y sujeta a veeduría internacional.

A pesar de su inmensa popularidad inicial y de haber recibido los mayores ingresos fiscales de la historia del país (49 millardos de dólares, sólo de la industria petrolera), Chávez ha fracasado en lo político, lo económico y lo social. Prometió eliminar la pobreza y no puede exhibir ni un solo logro a favor de los pobres; más bien, eliminó los programas sociales, sustituyéndolos por dádivas ocasionales a cambio de lealtad política. La clase media ha sido golpeada por el creciente desempleo, el aumento de los impuestos y la devaluación de la moneda. Asimismo, la educación, la salud, la seguridad social, la alimentación y el transporte han empeorado sustancialmente. Prometió también la descentralización y a cambio ha instituido un perverso sistema de lealtades, según el cual sólo los alcaldes y gobernadores sumisos, reciben recursos para sus regiones. Otra bandera electoral de Chávez fue el combate contra la corrupción, pero hace tiempo no la menciona, pues su gobierno ha batido todas las marcas anteriores con impudicia y descaro inimaginables: desvía el dinero del Estado a raudales hacia las cuentas de sus jerarcas y lo utiliza para comprar armas y conciencias. Tal vez el peor de los pecados de este nefasto gobernante ha sido su pedagogía del odio, el resentimiento y la confrontación social. También allí ha fracasado, pues la gran mayoría de los venezolanos, y hasta sus propios simpatizantes, apostamos hoy por la reconciliación, la cooperación y la paz.

Tomará tiempo recuperar al país de esta hecatombe, pero vamos a lograrlo. Y el primer paso es precisamente recuperar la institucionalidad. Por eso, casi dos millones de venezolanos cumplieron trabajosamente con todos los requisitos constitucionales para solicitar un referéndum consultivo sobre la permanencia de Chávez en el poder. Estamos dispuestos a transitar igualmente cualquiera de las vías democráticas establecidas en el artículo 70 de la Constitución, entre otros. Las multitudinarias manifestaciones de calle y los pronunciamientos de todos los sectores de la vida nacional, incluidos los académicos e intelectuales, constituyen un referéndum diario contra los continuos desafueros del régimen. Los militares que se han declarado en desobediencia legítima, lo han hecho sin armas, acompañando a los civiles en sus protestas y amparados por el artículo 350 de la Constitución que consagra la desobediencia civil. Esto en nada se parece a los golpes de estado de militares armados, como el que sí dio Hugo Chávez en febrero de 1992 contra un gobierno electo democráticamente. Por eso, quienes hoy abogamos por una solución electoral para la crisis política no somos “grupos de intereses” ni organizaciones políticas desplazadas del poder, como afirma el remitido. Mucho menos “golpistas”, “saboteadores” o “fascistas”, como gustan calificarnos tanto Chávez como sus acólitos. ¿No es absurdo que se llame golpistas a quienes exigimos elecciones y demócratas a quienes tratan por todos los medios de impedirlas?

Por todo ello, estimados colegas, rechazamos el documento por ustedes suscrito y también los invitamos a reflexionar con amplitud de conciencia. No se dejen engañar. Chávez no es más que un autócrata disfrazado con la piel de oveja de la constitucionalidad. Su retórica revolucionaria, con fingidos reclamos de justicia social, encubre en realidad una dictadura torpe y ávida de poder. Como muestran cada día abundantes testimonios gráficos, su adversario es una ciudadanía noble, de todas las clases sociales, cada vez más consciente, combativa y solidaria, a la que estamos orgullosos de pertenecer.

Caracas, 13 de enero de 2003.

Publicado en el diario El País de Madrid, el día jueves 23 de enero 2003

La publicación de este remitido ha sido financiada mediante el aporte individual de los firmantes

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