Adamant: Hardest metal
Wednesday, June 25, 2003

ESTRATEGIA

…y todo el mundo se pregunta qué tendrá en el pent-house la inmensa mayoría de nuestros políticos tradicionales para que estén todos abogando por el constitucional referendo revocatorio, si hasta los turulatos de Bárbula (Mazorra) saben que “tal cosa” es poco menos que poesía.

No dudo que a algunos de ellos los mueva la ignorancia, pero la mayoría obedece a una estrategia muy bien definida, aunque a mi juicio: absurda, peligrosa, infantil y totalmente errada.

Todos ellos -- incluyendo los gatos de sus respectivas casas -- saben que lograr el referendo donde Chávez saldría como corcho e’limonada con un mínimo – según las encuestas más favorables a nuestro presidente -- de un 60% de votos en su contra, sería más difícil que matar a un caimán del Orinoco a cosquillas; sin embargo  insisten en no hablar de otra cosa más que del referendo revocatorio por estas cuatro sencillas y evidentes razones:

  1. Falta total de liderazgo y convocatoria
  2. Falta de una estrategia mejor, la cual requeriría – en todo caso – de un definido liderazgo
  3. Probarle a la llamada “Comunidad Internacional” que la “oposición” es democrática y juega dentro de los términos que pauta nuestra constitución
  4. Suposición que el pueblo saldrá arrecho a las calles y será la arrechera quien convoque a la insurrección cuando – ya al final – el revocatorio no se dé

Es cierto.  No hay liderazgo.  Yo pensé que la propia “sociedad civil organizada” podría “auto-liderizarse”, pero por lo que estoy viendo, no será así.  Una estrategia mejor y más adecuada – como entiendo sería “LA GUARIMBA” – requiere de un fuerte liderazgo cargado de una credibilidad absoluta e incuestionable.  Un líder con tales cualidades – lamentablemente -- no existe hoy.  Además, los medios de comunicación social están en la misma onda “revocatoriquera” y piensan que todavía habrá tiempo para la desilusión y el pase a una fase de insurrección civil (o cívico-militar) generalizada, organizada y exitosa.  ¡Ojalá!

Sobre el insano e iluso deseo de complacer a la “comunidad internacional” no voy a comentar absolutamente nada, porque ya lo he hecho hasta la saciedad en pasados ensayos.   Además, si esa “comunidad” no se ha dado cuenta ya que están a punto – EN CUALQUIER MOMENTO -- de cambiarnos la guasacaca por el mojito, mejor que siga mirando al cielo, porque con tanta comedera de yuca lo único que logrará será una indigestión al miocardio… al “cardio” de ella: ¡no del mío!

Sí me quiero detener un poquito, tampoco demasiado, sobre esos cálculos que le aseguran a la mayoría de nuestros políticos que cuando el pueblo se entere que no habrá referendo, saldrá a las calles a comerse al mundo.

En primer lugar, ¿cuándo será esa fecha en la cual sabremos que no habrá referendo?  Según algunos abogados constitucionalistas y “charlistas”, el referendo revocatorio presidencial sería IMPOSIBLE para este año (2003), si nos aferramos estrictamente a las pautas procesales.   Entre pitos, flautas… y gallos de media noche, sería MATERIAL, TÉCNICA y LEGALMENTE IMPOSIBLE realizar el conteo antes de que termine el año que cursa.  Si los asambleístas oficialistas, algunos funcionarios del CNE, los abogados del régimen CASTRO-COMUNISTA (de Chávez y Castro) y uno que otro magistrado del Tribunal Supremo de Justicia se ponen a fastidiar un poquito – no mucho – el referendo podría estar listo para su ejecución para cuando la rana comience a echar pelo sin un tratamiento de “Tricófero de Barri”.   Hacer uso de las tácticas dilatorias que alargan los juicios en Venezuela es más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas.

Mis lectores podrían decir: “bueno, Robert, algún día tendremos la fecha para el dichoso revocatorio…”  Tal vez no.  Tal vez nos maten el gallo en la mano mucho antes de que venzan nuestras esperanzas.  Una cosa es lo que piensa el bodeguero y otra – totalmente diferente – lo que pudiera estar pensando el borracho.   Mientras nosotros hablamos y pensamos en la estrategia del revocatorio, el régimen nos inunda -- ante nuestras narices y pleno conocimiento -- de efectivos regulares del “Ejército de Ocupación Cubano”.   Chávez mueve sus piezas en las Fuerzas Armadas, donde se acepta -- sin siquiera un volante anónimo – que el “Comandante-en-Jefe” es el doctor Fidel Castro Ruz.  ¿… y qué será de la vida de los famosos Comacates?

El “auto-guaraleo” nos está mareando hasta el punto de la hipnosis colectiva.  

Caracas 24 de junio de 2003

ROBERT ALONSO

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