PARA ARAGÓN, EN ESPAÑA
Mi bisabuelo Don Pascual del Amo, recordado por todos como “Lolo”, fue el primer hippie que tuvo Cuba. Había llegado al Caribe en sus años mozos finalizando el siglo antepasado. Venía de su Valladolid natal con una maleta llena de sueños. Llegó a la colonia sin una peseta y jamás hizo mayor fortuna que su familia. Fue cochero de los Castaño, en Punta Gorda. Cada vez que se sentía oprimido por la disciplina que le imponía la vida, arrancaba por la isla en busca de aventuras, regresando irremediablemente al hogar… sucio, cansado con el pelo largo y ensortijado. Su buena esposa -- mi bisabuela – lo estaría esperando para curarlo, alimentarlo y asearlo. No importaba cuánto tiempo duraba el abandono, siempre regresaba a su familia y a los caballos de Don Castaño.
Así como “Lolo” quería a Cuba, Cuba lo quería a él… como queríamos todos los cubanos a los españoles que en nuestra tierra vivían.
El nacimiento de mi patria fue traumático. La primera etapa en esa labor de parto duró diez años, luego un año y tantos meses hasta que por fin, tras un último esfuerzo ayudado por una comadrona que nos vino del norte, España pudo dar a luz a Cuba.
Tras la guerra de independencia, la mayoría de los españoles – entre ellos el padre de Castro, Ángel – optó por quedarse en Cuba, donde gracias a nuestro Apóstol nos pudimos entender en una fraternal relación que duró hasta la tormenta, cuando en desbandadas – españoles y cubanos -- nos disgregamos por el mundo.
“Lolo” – acompañándose con palmadas y al estilo flamenco -- siempre nos cantaba: “Cuba e’ un jardín de flore que vino del extranjero y Cuba pa’ tené flore, necesita un jardinero…” Gustaba de los caramelos de miel, de la brisca y del tute… cuando perdía, hacía trampa. Murió con un corazón cubano añorando siempre a Valladolid, al cual jamás regresó. Sus huesos están esparcidos hoy por la hermana isla quisqueyana luego de que un huracán arrasara con el cementerio donde fue enterrado cerca de San Juan.
“Lolo” ejercía sobre nosotros, sus biznietos, un fuerte liderazgo. Si nos hubiera enseñado a odiar a España, posiblemente la hubiéramos odiado, porque los líderes marcan las pautas de la familia hacia arriba. Si los líderes de una nación se esfuerzan en dividir a sus conciudadanos apelando al odio, el pueblo terminará odiándose entre sí.
José Martí, el cubano que ordenó las hostilidades con las cuales comenzó la guerra de independencia de Cuba, vivió amando a España tanto como amaba a su patria. Murió bajo fuego y plomo, machete en mano, cargando contra las líneas del ejército español. Entre sus enseñanzas de amor hacia el prójimo -- y en especial hacia España -- nos topamos con una de sus más bellas poesías cuya lectura el régimen castrista ha prohibido en la Cuba – enferma temporal de un odio fraticida -- de hoy. En ella veo a mi baturro “Lolo” tocado con su boina negra bajar las escaleras bordadas de los Castaño, escopeta en mano, perderse por las naves calladas de aquella amarillenta tierra a la cual le dijo adiós para engendrar en suelo cubano una familia orgullosamente española.
PARA ARAGÓN, EN ESPAÑA
Para Aragón, en España,
tengo yo en mi corazón,
un lugar todo Aragón,
franco, fiero, fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
que allí tuve un buen amigo,
que allí quise una mujer.
Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
juega la gente la vida.
Y si un alcalde lo aprieta
o lo enoja un rey cazurro,
calza la manta el baturro
y muere con su escopeta.
Quiero a la tierra amarillo
que baña el Ebro lodoso;
quiero el Pilar azuloso
la Lanuza y de Padilla.
Estimo a quien de un revés
echa por tierra a un tirano;
lo estimo si es un cubano,
lo estimo, si aragonés.
Amo los patios sombríos
con escaleras bordadas;
amo las naves calladas
y los conventos vacíos.
Amo la tierra florida,
donde rompió su corola
musulmana o española,
la poca flor de mi vida.
Aferrado – por Venezuela -- a mi paro cívico, general e indefinido,
El Hatillo, 1ro de febrero de 2003
Robert Alonso
robertalonso2003@cantv.net
El Tío Montalvo - por Robert Alonso G58
-------- Mensaje Original --------
Asunto: El_Tío_Montalvo_-_por_Robert_Alonso_G58
De: "Robert Alonso 2000" robertalonso2000@hotmail.com
Fecha: Vie, 31 de Enero de 2003, 11:58 am
Para:
EL TÍO "MONTALVO"
En el recordado pueblo de Rodas, en la antigua provincia de Las Villas, muy cerca de mi Cienfuegos natal, había un "cacique" muy pintoresco llamado Don Montalvo. Un hombre adinerado y de costumbres muy "arraigadas". Mi abuelo Don José nos contaba
que la primera letrina "moderna" que se construyó en el pueblo, la construyó - precisamente - Don Montalvo. Aquello era todo un espectáculo y toda Rodas tenía que ver con la letrina del respetado terrateniente.
Una noche, el sereno del pueblo notó un movimiento extraño en un maizal que se había levantado frente al chalet de Don Montalvo y para allá se dirigió, cumpliendo con sus obligaciones de velar por el sueño de los habitantes de Rodas. Cuál fue su sorpresa cuando encontró agachado al hombre más prominente del pueblo: ¡Don Montalvo! Al ver aquello, el sereno exclamó: "!Hombre, Montalvo! ¿Con letrina en su casa y haciendo la necesidad en el campo?"
Esta jocosa anécdota de pueblo nos la contó el abuelo una tarde en que junto a él me encontraba en compañía de mi tío José Manuel, quien había venido a Caracas desde California a visitar a sus padres. De ahí en adelante, cada vez que me encontraba con mi tío "Mel" le decía: "¡Hombre Montalvo!" Con el paso de los años lo apodé "Montalvo".
"Montalvo" llevó una vida grata. Salió de Cuba al exilio y se colocó de profesor de lenguas romances en la Universidad de Withworth, en la ciudad de Spokane, en el Estado de Washington, EE.UU. Pasé junto a él unos años, allá en el norte.
Su esposa, Milagros, vivía para evitar que sus hijos y yo conversáramos en inglés, idioma que llegó a ser de más fácil uso entre nosotros los muchachos. El tío "Montalvo" insistía en que pronunciáramos correctamente el español. Cada vez que decíamos: "más nunca", el tío nos interrumpía: "¡nunca más!". "más nada", ¡nada más! y así con cada error o mal uso del idioma de Cervantes. Hoy ya de viejo cuando se me va un gazapo, me pregunto si desde el cielo "Montalvito" está pendiente de él. El amor que hoy siento por las letras se lo debo -- en gran parte -- a él y a mi otro tío, su hermano Armando.
Faltando meses para morir, una tarde, caminando por las calles de la ciudad de Miami, "Montalvo" se topó con una anciana matancera que en su juventud había sido su novia. Fue un emotivo reencuentro que se convirtió en una entrañable amistad. A sus ochenta años lo llevaba alguna que otra tarde a visitar a sus amigos en el "sausgües" de Miami, entre los cuales se encontraba su novia de juventud.
Una noche, mientras regresábamos a casa, me recitó unos versos muy famosos que trataban del dueño de un circo quien aparente y evidentemente tuvo una muy mala experiencia en la provincia cubana de Matanzas:
Matanzas me cago en ti
y en tu puñetero pan,
en tu chochino San Juan,
y en tu sucio Yumurí...
El hambre que pasé allá
jamás lo echaré en el olvido;
el mono se me ha perdido,
se me ha quemado el telón
y el condenado león
no sé dónde se ha metido...
"Montalvo" era un poeta, un magnífico y reconocido poeta. A veces, mientras disfrutaba en silencio de su compañía, rompía su meditación para salirme con poemas populares cubanos como el que arriba he trascrito, pero en aquella oportunidad, regresando de la casa de su amiga matancera, se empeñó en enseñarme una versión muy diferente de aquel popular poema, cuya modificación ahora no sé si fue obra suya y motivada por el cariño hacia la mujer de Matanzas que una vez le dio su amor:
Matanzas, te llevo en mí
junto con tu lindo pan,
tu caudaloso San Juan
y tu bello Yumurí...
El amor que tuve ahí
jamás lo eché en el olvido;
y al pensar en lo vivido
comprendo con emoción
que en ti dejé el corazón
que creía haber perdido...
Así era "Montalvo". De él aprendí mucho de vida, pero su gran enseñanza fue la forma en que murió. Estando juntos en un restaurante floridiano, sintió un profundo dolor en la boca del estómago. Esa misma semana su médico le diagnosticó un cáncer terminal. A los pocos días me entregó una poesía para que le dijera qué pensaba de ella, la tituló, "El Reto":
Te habré de recibir espada en mano,
en alto la visera, el pecho abierto,
en el brazo el escudo, al descubierto,
con el altivo gesto de un Quijano.
No blandiré en ataque el toledano,
ni alzaré la rodela en desconcierto,
pues no he de acobardarme ante lo incierto,
que se oculte en las fuentes de mi arcano.
Quiero mirarte de hito, frente a frente,
sin mostrarme alardoso ni insolente,
mas sin temblar tampoco en tu presencia;
que al cabo -¡bien lo sé!- no he de vencerte,
pero me marcharé contigo, ¡oh Muerte!,
de igual a igual al trono de la esencia.
"Montalvo" me enseñó a escribir sonetos y para no olvidarme de su composición, me obligó a memorizar el siguiente:
Un soneto me manda a hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy en la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante
Por el primero de los tercetos voy entrando
y aún presumo que entré con pie derecho
pues fin con este verso ya voy dando.
Ya entré por el segundo y aún sospecho
que estoy los trece versos acabando
contad si son catorce y está hecho.
Siendo mi tío un amante de los sonetos clásicos, consideré lo más apropiado despedirme de él, precisamente, con un soneto:
ADIÓS A MONTALVO
La noche apareció como acechanza
infausto y desgraciado dolor mío,
el cáncer que de muerte hirió a mi tío
partió mi corazón como una lanza.
La vida con su rito de alabanza
le canta una canción como agua al río,
tratando de frenar mi desvarío
encuentro yo en su fuerza mi esperanza.
Y entrando ya en su hora de partida
con lágrimas en mis ojos miro al mar
buscando la razón que está perdida.
Llanto y risa habrá en su solo despertar
esperando la horrible despedida;
decirte adiós no quisiera... ¡qué pesar!
Agradecido de mis lectores de hoy, quienes me ayudan a pasar este paro cívico, general e indefinido de la mejor manera que sé,
El Hatillo, 31 de enero de 2003
Robert Alonso
robertalonso2003@cantv.net
¡Que Viva Changó!
Ayer me invitaron a una reunión de santeros venezolanos donde se haría una sesión “de algo” para ayudar a tumbar a Chávez. Seguramente la invitación me llegó por aquello de que soy cubano y para los venezolanos no hay cubano que no le meta a “eso”. Fui más por la curiosidad que por otra cosa… pensando que tal vez se trataba de una “simple y llana conspiración”, me aventuré a cumplir con la cita.
Cuba siempre fue uno de los países más religiosos de América. Justamente, fue en la isla antillana donde se originó el sincretismo en el cual convergen el catolicismo y la religión de los orishas --- más comúnmente conocida como santería --- que tiene sus raíces ancestrales en la veneración y adoración de los dioses yorubas venidos del África con los esclavos. Me vino a la mente toda esta cuestión esotérica cuando noté que en un rincón de la sala de uno de los líderes de la oposición venezolana que me había invitado a la “reunión”, había un altar a Obatalá, una de las deidades más veneradas de la santería.
Cuando los españoles consideraron pertinente importar mandingos del África, los negros arribaron con sus creencias religiosas, como era de esperar. En un intento de los franciscanos por inculcarle a los negros la religión “verdadera”, supusieron pertinente prohibir las creencias autóctonas de los recién llegados esclavos. Todos sus altares fueron destruidos y negro que vieran con eso de ponerles calabazas a los santos era amarrado a un árbol y sometido al látigo de los castigos.
Como la fe es casi imposible de erradicar, incluso en un sistema tan opresor como el de la Cuba de hoy o de la colonia de ayer, a los negros se les ocurrió una idea genial que le dio paso a una especie de “corriente religiosa” a la que con el tiempo los entendidos le dieron el nombre de “sincretismo”.
Seguramente que en medio de la meditación teológica de aquel tiempo, algún mandingo intelectual llegó a la conclusión que lo importante no era la apariencia física de sus deidades, sino la veneración y el respeto que mostraran por ellas. Para no quedarse sin fiestas ni ritos, se pusieron de acuerdo bajo cuerda y suplantaron las imágenes africanas por las católicas y cuando los curas sacaban una estatuilla de Santa Bárbara, los negros sabían que debían sentir la presencia de Changó. Pronto los niños blancos cubanos comenzaron a ser arrullados por cantos religiosos en lucumí --- como se le llamaba a los negros yorubas en Cuba --- que ellos creían eran canciones de cuna y muchos amos blancos tuvieron que comprar enaguas amarillas a sus amantes mulatas seguidoras de Oshún.
En adición al interés de convertir a los negros al catolicismo, estaban los ritos africanos que para los españoles eran muy repugnantes. Además de las ofrendas, los dioses lucumíes “necesitan” sangre como alimento espiritual, la cual se les proporciona con las debidas ceremonias sacrificando sus animales favoritos. Todas estas “locuras” llevaron a la iglesia a prohibir finalmente que los negros practicaran su religión. ¿Qué hacer? ¿Perder el mayor tesoro, el más importante rasgo de identidad cultural, lo único que les quedaba de aquella tierra verde y agreste de la cual fueron sacados a punta de mosquete, donde dejaron atrás a sus seres más queridos y las noches despejadas llenas de relucientes estrellas? ¿Renunciar a los orishas ancestrales y seguir al dios de los católicos, un dios blanco que jamás baja a sus hijos, que hablaba en un idioma todavía más desconocido que el español, como el latín? Por otro lado, la más primitiva lógica asesoró a sus sacerdotes --- los “babalaos” --- quienes llegaron a la sana conclusión que ese dios debería de ser muy fuerte cuando sus hijos mandaban sobre ellos.
Los “babalaos” sacaron cuenta rápidamente. El cristianismo que a ellos les llegaba no era interpretado bajo una óptica de un dios único como una unidad monolítica, pues había vírgenes, ángeles, arcángeles y santos... y además, todos vivían en el Ilé --- palacio --- que Dios tiene en los cielos. El asunto no se presentaba tan diferente, bajo el punto de vista de los “babalaos” que de idiota no debieron haber tenido un solo ensortijado pelo. Había santos que, como los orishas, tenían atributos y poderes especiales y “puntuales”: San Pedro tenía, según los curas, las llaves del Ilé (del cielo); San Miguel era dueño de la espada que oprimía las revueltas de los insurgentes que se alzaban en contra del imperio español; San Lázaro, el poder de curar... y así todos y cada uno de ellos, según los propios sacerdotes franciscanos, tenían sus “poderes”, por lo que no era muy recomendable enfurecerlos ni contrariarlos. De manera que no fue ni tan difícil seguir viendo a los orishas bajo los ropajes de los santos católicos e incorporar sus imágenes a los altares lucumíes. Changó fue “encarnado” por Santa Bárbara, Obatalá por Nuestra Señora de la Merced, Oshún por Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (patrona de Cuba), Yemayá por Nuestra Señora de Regla, Eleguá por el Santo Niño de Atocha... y así sucesivamente.
Cuando Fidel se apoderó de Cuba, le dio una patada por el trasero a todos y cada uno de los grandes “babalaos” de la isla. Todos ellos, entre otras “actividades”, vivían de “hacerles trabajos” a enemigos de sus clientes. Si una mujer le estaba “jurungando” el marido a una “cliente”, el “babalao” le preparaba a la intrusa un trabajo que la alejaba del “inocente” marido... e incluso, los “paleros”, que son unos “babalaos” que trabajan con la “magia negra”, podían lograr --- supuestamente --- la muerte de la persona sobre la cual recaería “el trabajo”. Pues bien, Fidel los mandó a todos pal’ exilio, por decir lo menos. Unos fueron a parar a Puerto Rico, otros a Miami, Nueva York, New Jersey... y Venezuela. Todos los “babalaos” juntos, con sus poderosos poderes obtenidos de los orishas no pudieron con Castro. Hay quienes aseguran --- puro cuento --- que Fidel tiene un “resguardo” muy fuerte y no le entra ni el “coquito” de los santos. De todas formas, los sacerdotes de la santería terminaron dándole gracias al “Máximo Líder”, porque en el exilio se hicieron millonarios... y en dólares, o bolívares, que para la época era tan bueno como los primeros. Hoy en día la santería es la religión que más se ha extendido en América. Se estima que 100 millones de personas se guían actualmente por los santos. En el Norte, desde Nueva York hasta Miami; en el área del Caribe, en Cuba, Puerto Rico, Panamá y muchas de las islas; hacia el Sur, en Venezuela, Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina. El gran éxito expansionista de la fe se le debe, en gran parte, a la “Revolución” cubana que llenó de “babalaos” a los países vecinos que vivían en libertad de culto.
Por cierto que Castro jamás creyó en nada de eso. Tal vez sea uno de los pocos cubanos que no cree ni en la cábala, aunque una vez le dijo al sacerdote Frei Beto: “Nací en 1926, tenía veintiséis años cuando comencé la lucha armada, asalté al cuartel un 26 y nací el día 13, cuyo duplo es veintiséis. Ahora que pienso en ello, quizá exista algo místico en el número veintiséis...”
¡Aché pa’usté!
Sin mayores comentarios, por ahora,
Robert Alonso
robertalonso2003@cantv.net
¿DIÁLOGO?
Los acontecimientos que estamos viviendo día a día en Venezuela son tan y tan dinámicos que ya no sé cuál “alerta” mandar. Entre ayer y hoy por la mañana me inspiré para escribir SIETE ALERTAS. Al ver cómo “protestaba” la oposición en la autopista del Este -- dando brincos, bailando salsa y el “aserjé” y practicando aeróbic -- me dije que ese sería el tema de hoy lunes. Luego salió el Sr. Chávez desde Brasilia y pensé que era más importante que los brincos. Cuando oí a nuestro gobernador -- Enrique Mendoza -- decir que como no le quisieron “pará” a las 2 millones de firmas, en menos de lo que cante un gallo recogerán ahora 4 millones, supuse que había que escribir algo al respecto… cuando reviso el correo me encuentro con una señora que escribe en uno de los tantos foros alegando que está total y absolutamente de acuerdo con Robert Alonso, pero Robert Alonso, es decir: yo, no está de acuerdo para nada con lo que la señora escribe, pensé que sería un buen tema para un “alerta”. Reviso más adelante mi correo y me topo con una amiga que quiere que le digan qué se estaba celebrando el fin de semana en la autopista y supuse que había que responderle públicamente por medio de un “alerta”. Antes de acostarme hice el último esfuerzo para ver el programa de Nitu Pérez Osuna con Marcel Granier, y pensé que lo que allí se dijo ameritaba el “alerta” del lunes… y hoy lunes me levanto y lo primero que me encuentro es una carta pública del Dr. Eduardo -- “El Tigre” -- Fernández, explicándole al pueblo de Venezuela el porqué de su “diálogo” con el Sr. Chávez.
Lamentablemente para mí el día solo tiene 24 horas y en ese lapso tengo que dormir un poco, ir al baño y comer. ¡Hay tanto que alertar!
Pepín Rivero, propietario del “Diario de La Marina en Cuba” (uno de los periódicos más prestigiosos de la América hispana) tuvo la inmensa suerte en su vida de no vivir el CASTRO-COMUNISMO en esa tierra que él quiso tanto y a la cual le dio tanto. En sus memorias dejó un pensamiento que no me he cansado de divulgar desde que ya hombre decidí tomar el camino de la lucha contra el CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL: “transigir con un comunista es mil veces peor que transigir con un ladrón, sin que con esto quiera yo ofender a los ladrones…”
Dicen que en política no hay muertos, sin embargo, la carta que enviara y divulgara el Dr. Fernández es para mí, lo más parecido a una “nota suicida política”. En ella trata de justificar -- antes de meterse el tiro en la sien -- su intento al “diálogo” con el Sr. Chávez, un comunista confeso que ha tenido la grandeza y la caballerosidad de no engañar a nadie y mucho menos al Dr. Fernández, quien es un gallo jugado en mil galleras. Debe darse el Dr. Fernández con un canto en los dientes, porque su suicidio fue político y no físico… muchos de los que en un pasado le aceptaron el diálogo a Castro terminaron metiéndose el tiro de verdad verdad y hoy no lo recuerdan ni en sus respectivas casas.
En efecto, a mediados del año de Nuestro Señor de 1978 (hace un cuarto de siglo y 20 años después del triunfo de la revolución cubana), a Castro se le ocurrió una idea genial: un diálogo con la “comunidad cubana en el exterior”. Hasta ese día los cubanos exiliados éramos unos “gusanos”-- el equivalente al “escuálido” del Sr. Chávez --, apelativo que aprendimos a llevar con mucho orgullo quienes nos oponíamos a la ignominia castro-comunista en Cuba.
No fueron pocos los “eduardos fernández” que por una razón u otra cayeron en la tentación de “dialogar” con la Bestia del Caribe, despreciando el certero pensamiento de nuestro Pepín Rivero y repudiando lo que les decían sus propias conciencias. En Venezuela el líder de ese “diálogo” fue un cubano muy respetable, como respetable es en Venezuela – y lo digo en serio, sin ironía – el Dr. Eduardo Fernández. Entonces, el llamado al “diálogo” de Castro produjo cualquier cantidad de fricción fraticida. Hubo el cubano ingenuo que atendió el llamado “sincero” de Castro, pero hubo muchos que se frotaron las manos y ya veían instaladas en la Cuba comunista sus cadenas de automercados y a todos los cubanos consumiendo sus refrescos.
¿Qué buscaba Castro con aquella maniobra? Muchas cosas, aunque ninguna era buena… para nosotros, los “gusanos”. En primer lugar: división. ¡Más división! En segundo lugar: dólares. ¡Más dólares!. Se abrieron las puertas de la isla a los cubanos de la “comunidad” (como entonces se nos llamaba para abreviar), quienes éramos tratados en Cuba – ahora sí – como cubanos de primera categoría, casi (no tanto) como los turistas son tratados hoy en ese “mar de felicidad” que en nuestra patria encontró el Sr. Chávez.
Para mayor indignación, Castro incluyó en el “diálogo” el tema de la libertad de nuestros presos políticos y ese fue su mayor error pues puso fin – gracias a la intervención de esos mismos presos sobres los cuales él quería “dialogar” -- a la campaña de infamia diseñada maléficamente por el tirano más aberrante que ha parido tierra alguna.
Lo que ustedes están a punto de leer a continuación estoy seguro que les llegará al rincón más profundo y menos ejercitado de vuestros corazones. No existe en la historia de los pueblos (al menos en la historia de Cuba) un manifiesto cargado de mayor dignidad y valentía. Cuando terminen de leerlo entenderán la razón por la cual me siento tan, pero tan cubano… a pesar de haber llegado a esta patria tan pero tan linda -- que es Venezuela -- a la muy temprana edad de once años, por la cual estoy también dispuesto a dar la vida.
Quítenle los nombres, cámbienle la fecha… hagan con este manifiesto lo que ustedes quieran y verán la vigencia que tiene. No se molesten en contestarle al Dr. Fernández su “carta justificativa”, nuestros presos cubanos – que ahora también son de ustedes -- ya lo hicieron hace veinticinco años.
Manifiesto de los Prisioneros Políticos
Al Pueblo Cubano de la Isla y en el Exilio
Y a la Opinión Pública Mundial
Nosotros, los abajo firmantes, los prisioneros políticos que hemos resistido con firmeza, durante casi veinte años, los malos tratos del más represivo sistema penitenciario de América, sabedores de que formamos parte de una interminable hilera de mártires que nos precedieron, habiendo sido informados de que la posibilidad de nuestra liberación se está usando como una artera maniobra que podría implicar seriamente a los exiliados y que podría afectarnos directamente a nosotros, declaramos por el presente documento en esta memorable fecha, de manera clara y precisa, nuestra posición:
Primero: Abogamos por la libertad de todos los prisioneros políticos sin excepción y por la reunificación de las familias cubanas. Esto requiere solamente que a) se den las órdenes oportunas para que se abran las puertas de todas las cárceles políticas de Cuba a fin de que los hombres y las mujeres que tanto han sufrido queden en libertad y puedan reunirse de nuevo con sus familias; b) se permita a los cubanos que residen en tierra cubana o en otros países salir de Cuba o entrar en ella, tal como han venido solicitando o puedan pedir en el futuro, para que puedan unirse temporal o definitivamente con sus familias.
Ninguna de dichas medidas requiere diálogo alguno. Que el gobierno de Castro actúe haciendo lo más oportuno si desea realmente rectificar su actual política de dispersión de la familia cubana. Los que han llevado el dolor y el odio a los hogares cubanos, que han divididos y mantenido divididos a los miembros de la familia cubana, carecen de categoría moral para concitar un diálogo.
Segundo: Rechazamos el diálogo entre el gobierno de Castro y los llamados representantes de los cubanos en el exilio; diálogo que, teniendo en cuenta nuestra experiencia de horrores y malos tratos, y la característica mala fe con que suele proceder el régimen, no es más que una farsa montada por el señor Castro para engañar al pueblo cubano y al mundo. A la comunidad cubana en el exilio se le está desorientando y dividiendo mediante vacías palabras de paz y conciliación mientras, en realidad, se hacen sutiles esfuerzos para provocar antagonismos entre los exiliados cubanos que, al no poder vivir bajo las despóticas condiciones que reinan en su país, han encontrado refugio y establecido sus hogares en otras tierras.
Tercero: Rechazamos cualquier forma de diálogo o acuerdo en virtud del cual se nos conceda la libertad en condiciones preestablecidas. Nadie, ningún grupo o persona de la comunidad cubana de exiliados está autorizado para negociar nuestra libertad con el gobierno de Castro a cambio de concesiones por nuestra parte. Nuestra libertad debe ser incondicional; lo que es conforme a nuestra postura histórica estoicamente mantenida. Así nadie podrá pretender que nuestra liberación, cuando tenga lugar, es un logro suyo.
Cuarto: Si Castro y su gobierno creen que es poco el precio pagado por los prisioneros políticos con su saldo de mártires, inválidos, enloquecidos y mutilados, con sus heroicas mujeres, envejecidas en la cárcel, pero firmes aún en sus principios frente a las palizas y al largo confinamiento; si creen que la inmensa suma de sufrimientos y dolores humanos padecidos durante sus años de presidio han sido pequeños, que hagan lo que quieran. Estamos decididos a conservar nuestra moral para poder mantenernos firmes y resueltos contra la tiranía, tal como hemos hecho durante los últimos veinte años.
No negociamos nuestra libertad porque
nuestros principios no son negociables...
Estas palabras definen nuestra postura de modo claro e inequívoco. Adjuntamos --- aparte --- nuestras firmas, apoyadas por todos los años de sufrimiento que nuestro amor a Cuba ha exigido a nuestras vidas.
Cárcel de La Habana del Este, 10 de octubre de 1978
El Hatillo a los 27 días del mes de enero del año 2003
(pongo la fecha para que después no digan…)
Robert Alonso
robertalonso@cantv.net
“TIRAJE ELECTRÓNICO” DEL “ALERTA” DE HOY: 15.483
¡Dímelo cantando! Si haces “clic” sobre mi bandera, te diré cantando cómo creo yo que tendremos que salir YA del régimen CASTRO-COMUNISTA del Sr. Chávez antes de que se nos haga virtualmente imposible:
www.juanperez.com
El cubano digno que enfrenta al régimen del Sr. Chávez, tiene doble responsabilidad porque lucha por la libertad de dos naciones, Cuba y Venezuela.
Para que subsista la “Revolución Cubana” tiene que subsistir la “Revolución Bolivariana”
Fidel Castro
Lo bueno que tiene esto,
es lo malo que se está poniendo…
“…me engañaste una vez, la culpa es tuya; me engañaste otra vez, ¡la culpa es mía!”
“…yo te lo advertí con tiempo, y no me quisiste creer y ayer te vi en el exilio, hablando mal de Fidel. Qué cosas tiene la vida, ¡cómo hay que vivir por ver!”
CHÁVEZ ES DERROTABLE, “¡NI UN EXILIO MÁS!”
“Transigir con un comunista es mil veces peor que transigir con un ladrón, sin que con esto quiera yo ofender a los ladrones…”
Pepín Rivero
“Qui desiderat pacem, praeparet bellum”
A partir de hoy, cualquier día es bueno para morir por Venezuela, solo necesitamos un líder que nos diga cuándo y cómo…
“… la libertad no se mendiga: ¡Se obtiene con el filo del machete!” (Antonio Maceo y Grajales)
“Después de tanto nadar, podríamos morir en la orilla…”
¡Fuego a la lata hasta que suelte el fondo!
Visite nuestra página de alertas:
www.geocities.com/alertasderobertalonso
Nota: Si no desea seguir recibiendo estos artículos favor háganoslo saber
Trate de enviar sus comentarios a nuestro buzón de CANTV (robertalonso2003@cantv.net)
Robert Alonso autoriza el uso, “rebote”, impresión o publicación de este “alerta
Como venezolano y parte del pueblo de Venezuela, me acojo al Artículo 349 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual textualmente reza:
Artículo 349. El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.