El petróleo lo pone fácil
<a href=www.estrelladigital.es>Estrella Digital Primo González
La cruda realidad de la economía, tal y como están revelando los informes de los numerosos organismos internacionales que esta semana se han volcado en presentaciones y anticipos del inmediato futuro, parece no tener contentos a los expertos ni a los inversores ni en general a los agentes económicos. La guerra está, por lo que parece, vista para sentencia en Iraq y los gobiernos de los países más importantes, en especial los que tienen presencia activa, con y sin veto, en el Consejo de Seguridad de la ONU se aprestan para organizar el futuro de Iraq sin Sadam.
De momento, lo único que parece estar claro en el plano de las realidades es el proyecto americano de poner de nuevo en marcha la máquina de extracción de crudo en Iraq y hacerlo con la mayor brevedad posible. Las estimaciones que se hacen estos días señalan que el daño causado a las instalaciones petroleras por los saboteadores y por el estado de abandono en el que se encontraban a causa de la prohibición de exportar una buena parte de la producción es más que aceptable. Tanto que ya hay en perspectiva un programa de recuperación de las exportaciones petroleras del orden de los 800.000 barriles diarios a través del golfo Pérsico, es decir, de los yacimientos de la zona sur del país.
Una producción muy estimable que se tendría que complementar con la entrada en producción de los ricos yacimientos del norte, en donde el desenlace final de la batalla presenta todavía algunas incógnitas. No tanto porque el régimen de Sadam Husein vaya a mantenerse en esta zona sino porque el crudo de los yacimientos del norte del país entra en otro tipo de dinámica debido a la particular situación del pueblo kurdo y sus relaciones con Turquía y la salida al mar del crudo a través de territorio de terceros países. Pero, problemas y obstáculos políticos al margen, si la situación se normaliza, esta zona del país debería poner sobre el mercado un flujo de petróleo no inferior al millón de barriles diarios en un plazo razonable, quizás no superior a un mes.
Si estas condiciones se cumplen, y entra dentro de los planes de los aliados que se cumplan en términos bastante parecidos a los comentados, Iraq aparecerá en breve como un importante agente del mercado petrolero, en unos momentos en los que la oferta de crudo supera con cierta amplitud la demanda del mercado y en el que algunos países importantes, en especial Estados Unidos, están embarcados en una operación de reconstitución de sus reservas estratégicas. No resulta extraño, por todo ello, las prisas que les han entrado a los dirigentes de la OPEP a la hora de convocar reuniones de urgencia para adoptar medidas de control de las exportaciones.
La preferencia que en la situación actual va a tener Iraq, a la que la comunidad internacional, los aliados sobre todo y la ONU si llega a tener papel en ello, concederá todo tipo de ayudas para que el flujo de petróleo permita financiar una rápida reconstrucción del país, puede condicionar la armonía y la cohesión interna de la organización de exportadores. No hay que olvidar tampoco el hecho de que Venezuela, tras la crisis política de estos últimos meses, está volviendo de forma gradual a sus niveles de producción y exportación de crudo anteriores a las revueltas que colapsaron su producción hasta hace apenas un mes.
El precio del petróleo ha bajado escalones importantes en las últimas semanas. Se ha situado en el precio ideal que los analistas económicos siempre han considerado como neutral a la hora de influir en la evolución de las economías occidentales, es decir, entre los 24 y los 25 dólares por barril. Convencer a los países exportadores a que recorten sus cuotas de producción para hacerle un hueco al recién llegado y para permitir al mismo tiempo que el nivel de precios no se desplome es ahora la ardua tarea a la que se enfrenta la organización de exportadores. Dicho de otra forma, no parece improbable que el coste de la guerra de Iraq y de la reconstrucción del país vaya a estar muy lejos de la capacidad de sacrificio y entendimiento del mundo árabe exportador de petróleo. La guerra no va a salirle gratis a casi nadie, pero desde luego mucho menos a los productores del Golfo.