Adamant: Hardest metal
Saturday, December 28, 2002

Chávez planea un régimen terrorista

El corresponsal de la revista estadounidense Insight establece en esta investigacion los nexos entre el gobierno de Venezuela y agentes de Cuba, Medio Oriente y la guerrilla colombiana, con informes confidenciales de la Disip y de la Dirección de Extranjería

El 8 de marzo, a las 9:29 pm, Hakim Mamad Ali Diab Fattah aterrizó en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, en el vuelo 397 de la línea Delta. El árabe nacido en Venezuela había sido objeto de vigilancia internacional, pues tomó lecciones de vuelo en dos escuelas de Nueva Jersey a las que asistía Hani Hanjour, quien estrelló el avión del vuelo 77 de American Airlines contra el Pentágono, el 11 de septiembre de 2001.

El FBI había arrestado a Fattah en Estados Unidos, tras descubrir que también habló de hacer estallar un avión comercial y que utilizó documentos de identidad forjados. El servicio de inteligencia interna de Venezuela, Disip, había solicitado información sobre Fattah. Pero su expediente no tenía más que algunas historias psiquiátricas que mostraban un diagnóstico de esquizofrenia y que no había asistido a la terapia por más de un año.

Miembros de alto nivel de los servicios de inteligencia de Venezuela actualmente han arrojado cierta luz sobre ese misterio. El general (GN) Marcos Ferreira, quien recientemente renunció a su cargo en la Dirección de Extranjería (DEX), señala que la Disip recogió a Fattah directamente en el avión y lo escoltó hasta un vehículo estacionado en la pista.

Fattah representa la punta del iceberg, de acuerdo con algunos funcionarios de seguridad, que confirma que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha establecido un régimen terrorista para echar por tierra la Constitución de ese país rico en petróleo. Discípulo aplicado de Fidel Castro, Chávez está conectando redes terroristas internacionales con los servicios de seguridad del país, el sistema financiero y las corporaciones estatales, como parte de sus planes para clonar la revolución de Cuba y transformar a Venezuela en una base terrorista.

El esquema del Presidente también incluye milicias armadas apadrinadas por el Gobierno o “círculos bolivarianos”, cuyos modelos son los Comités de Defensa Revolucionarios de Cuba. Esas milicias han tomado estaciones de policía en la capital del país y han invadido instalaciones de la compañía estatal Petróleos de Venezuela.

Por cierto, esta última empresa es dirigida por un ex líder guerrillero comunista, Alí Rodríguez Araque.

Tanqueros en la mira Siguiendo el proyecto que Castro esbozó para Salvador Allende -un presidente minoritario que de modo similar importó miles de paramilitares cubanos para derrocar la Constitución de Chile y establecer un régimen marxistaleninista en Chile- Chávez enfrenta una rebelión interna contra sus planes. Dada la interrupción de 80% o más de los ingresos nacionales por un paro petrolero, el primer mandatario venezolano debe tomar difíciles decisiones. Chávez puede verse forzado a ordenar a la Armada tomar cerca de 20 buques tanqueros, cuya tripulación rehúsa cargar petróleo. Puesto que no puede confiar enteramente en la lealtad de sus fuerzas armadas, se prevé que importe asesores cubanos.

Equipos de operaciones especiales de la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba ya han tomado posiciones en el puerto de La Guaira, de acuerdo con fuentes de la Armada de Venezuela, que informan que los agentes secretos cubanos están utilizando la escuela local de la marina mercante. Esas fuentes señalan que podrían estar estudiando la flota de tanqueros de Venezuela, como parte de un plan de contingencia, cuyo fin es prepararse para la confiscación de algunos de esos buques, por parte de un funcionario de inteligencia venezolano formado en Estados Unidos. Una unidad especial de asalto de Cuba que -según se comenta- ocupa el segundo y el tercer piso del hotel Macuto Sheraton, en La Guaira, también podría ser parte de los planes para romper el paro e imponer una dictadura terrorista.

Las últimas semanas, Chávez ha procedido a controlar el alto mando militar, con sus acólitos más cercanos. El general Luis García Carneiro, quien ha dirigido la 3™ División de Infantería de Caracas en algunas operaciones de desarme de la Policía Metropolitana, actualmente es el jefe efectivo del Ejército.

Posiblemente, miles de terroristas árabes, así como narcoguerrilleros colombianos son protegidos por la Disip, cuerpo que está, a su vez, bajo el control de la DGI cubana, de acuerdo con miembros del organismo de inteligencia venezolano. Diplomáticos europeos en Caracas confirman que ciudadanos cubanos operan las secciones clave de contraterrorismo y de análisis de inteligencia de la Disip.

De acuerdo con diversas fuentes, de 300 a 400 asesores militares de Cuba, coordinados por el agregado militar de La Habana en Venezuela, el capitán de la Armada Sergio Cardona, también participan en la custodia de Chávez y forman parte de su estrecho círculo de guardaespaldas, algunos de los cuales ni siquiera conocen la letra del himno nacional de Venezuela.

Se dice que alrededor de 6.000 agentes secretos cubanos, disfrazados de instructores deportivos y de maestros entrenan a los círculos bolivarianos e, incluso, operan instalaciones navales.

“Abandoné mi cargo cuando me cansé de hacer el trabajo sucio para Chávez, con los cubanos vigilándome por encima del hombro”, manifestó Ferreira a la revista Insight. Él afirma que el ex ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, y otros colaboradores del Presidente lo presionaron en reiteradas ocasiones para “lavar” documentos de identidad de terroristas y narcotraficantes que estaban de tránsito en Venezuela.

Asimismo, tenía órdenes de engañar a las autoridades estadounidenses en cuanto a las actividades de una red financiera del Hezbollah, cuyos archivos fueron solicitados por el FBI tras los atentados del 11 de septiembre.

Amistades peligrosas Chávez giró instrucciones para destruir los registros de 10 recaudadores de fondos del Hezbollah, que presuntamente realizaban transacciones financieras dudosas en las islas de Margarita, Aruba y Curazao, y en las ciudades de Maracaibo y Valencia, de acuerdo con Ferreira. El Presidente venezolano también disolvió unidades militares clave contra el terrorismo al despedir a 16 funcionarios de inteligencia, altamente experimentados y formados en Estados Unidos, para la época de los atentados terroristas en Nueva York y Washington. Una líder de los círculos bolivarianos, Lina Ron, celebró el acontecimiento con la quema de la bandera estadounidense, en el centro de Caracas.

Algunos informes de la investigación, rescatados de documentos quemados y mostrados a Insight, especifican que dos de los sospechosos buscados por el FBI –Fathi Mohammed Awada (cédula de identidad N† V6.282.373) y Hussein Kassine Yassine (cédula N† V6.293.922) – retiraron 400.000 dólares de una sucursal del Banco Confederado, en Margarita, antes de trasladarse al Líbano en diciembre del año 2001. El informe concluye que los individuos estaban “incursos en transacciones dudosas, que validan las sospechas del Gobierno estadounidense”.

Las transferencias de dinero nunca fueron registradas por el superintendente de bancos, un funcionario designado por Chávez.

Fuentes diplomáticas estadounidenses en Caracas confirman que las indagaciones oficiales a través de las autoridades bancarias del país no han revelado evidencia alguna sobre el lavado de dinero terrorista.

“Sólo hemos consultado a funcionarios del Gobierno”, admite un funcionario del área de economía de Estados Unidos.

Fuentes de inteligencia conocedoras del encubrimiento expresan que Chávez retiene información sobre los árabes, algunos de los cuales fueron importantes colaboradores financieros de su campaña presidencial. El informe también menciona a Nasser Mohammed alDin, descrito como un poderoso empresario y amigo personal de Chávez, en cuya casa de Margarita el Presidente permanece en sus frecuentes visitas a la isla, que es uno de sus lugares favoritos para las reuniones privadas con Castro. De acuerdo con el piloto presidencial, mayor Juan Díaz Castillo, Chávez y Castro se reúnen dos o tres veces por semana.

La isla de Margarita parece ser el centro de una vasta red financiera terrorista, que se extiende por el Caribe hasta Panamá y las Islas Caimán, donde 3 afganos que viajaban con pasaportes falsos paquistaníes fueron arrestados cuando entraban desde Cuba con 200.000 dólares en efectivo, en agosto de 2001. De acuerdo con las autoridades coloniales británicas, en los esfuerzos por lavar el dinero a través de los bancos de las Islas Caimán también estaban implicados empresarios árabes.

Los vínculos de Chávez con el terrorismo internacional datan de los días de su sangrienta rebelión militar, en 1992, contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, en la cual resultaron muertas cerca de 100 personas.

Después de ser recibido con honores en La Habana por Castro, Chávez se trasladó a Trípoli y a Bagdad. “Regresó con mucho dinero para formar su Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR) y lanzarse como candidato a la Presidencia”, señala el coronel Pedro Soto, partidario del mandatario para la época.

Chávez realizó visitas de Estado a Libia, Irak e Irán en febrero de 2001 y firmó acuerdos de cooperación con Muammar Kaddafi, Saddam Hussein y los mulás en el poder de Teherán.

Un político del partido MVR (Movimiento Quinta República) y amigo personal de Chávez, estrechamente relacionado con los círculos bolivarianos, Freddy Bernal, se encontraba en Irak el pasado mes de marzo. Fue capturado cuando trataba de trasladar armas a Arabia Saudita, por las fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas que vigilaban la frontera.

En la época cuando lideró el golpe frustrado, Chávez también recibió ayuda de las organizaciones narcoguerrilleras de Colombia.

Actualmente, les paga esa deuda cerrando el espacio aéreo venezolano a los vuelos contra narcóticos de Estados Unidos.

Un informe de inteligencia militar que el ex comandante del 2 • Teatro de Operaciones del Ejército, general Néstor González, le mostró a Insight, indica que los grupos de traficantes de drogas de Colombia son protegidos por Chávez en campos ubicados dentro de territorio venezolano. El líder enfermo del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, comandante Pablo, descansa bajo la protección de la Disip en una quinta en la urbanización caraqueña El Marqués.

El jefe del Estado Mayor del Ejército venezolano, general José Vietri, se refiere a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como “el gobierno de facto de la región fronteriza colombiana”. El general Raúl Baduel, por su parte, manifestó al diario El Universal que oficiales de la Guardia Nacional venden armas a la guerrilla.

Alias Rafael El principal contacto con las redes terroristas es el ex ministro Ramón Rodríguez Chacín, un capitán de la Armada, cuya relación personal con Chávez se remonta a la época cuando conspiraban juntos para el golpe de 1992. Ferreira señala que Rodríguez Chacín despidió a su predecesor en la DEX por cumplir con solicitudes internacionales para deportar a un terrorista del ELN”.

Rodríguez Chacín renunció oficialmente como ministro del Interior el pasado abril, por insistencia de oficiales militares que habían dirigido una intentona de golpe contra Chávez.

Sin embargo, sigue siendo el jefe de seguridad de facto, de acuerdo con algunas fuentes que describen la forma en que él opera bajo la doble identidad de Rafael Montenegro, para el manejo de cuentas secretas y la dirección de numerosas actividades en la frontera con Colombia.

“Una de las primeras cosas que Rodríguez Chacín me ordenó cuando pasé a ser director de la DEX fue legalizar la entrada de cinco colombianos indocumentados, aduciendo que habían ayudado en las negociaciones de rescate de venezolanos secuestrados”, recuerda Ferreira.

“Explicó que necesitaban pasar algunos días en Venezuela antes de ir a Cuba”, agregó. El general pronto descubrió que esas instrucciones no eran excepcionales.

Durante al año 2001, Rodríguez Chacín le pidió a Ferreira allanar el camino para otros 25 a 30 colombianos, a quienes recibió personalmente en el cruce fronterizo de San Antonio, desde donde fueron escoltados por la Disip hasta el aeropuerto internacional Simón Bolívar para que viajarán a Cuba. De manera similar, el ex ministro arregló el tránsito de Canas Serrano, un terrorista del ELN buscado por la Interpol por la muerte de 48 personas en el bombardeo de un oleoducto.

El lenguaje que empleó Rodríguez Chacín perturbó a algunos de sus funcionarios.

“Después de volver de un viaje a Cuba, comenzó a llamarnos camaradas. También empezó a referirse a los opositores del Gobierno como ‘el enemigo’ y hablaba de atacar a sus familias”.

El colmo fue cuando un teniente coronel de la Guardia Presidencial le pidió a Ferreira emitir un pasaporte para un miembro de la FARC, Ana Belinda Macías Arismendi, portadora de una cédula de identidad venezolana falsa N† 12.438.823.

Necesitaba con urgencia trasladarse a La Habana, le dijeron a Ferreira. “Las huellas digitales en la cédula ni siquiera se correspondían con las de ella”, confiesa el general.

Un análisis de los archivos de la DEX mostrados a Insight indican que durante los dos últimos años se han entregado 3.799 documentos de identidad venezolanos fraudulentos, de los cuales 1.745 fueron emitidos a través del puesto fronterizo en San Antonio. Al verificar los números repetidos de los documentos, Ferreira determinó que se entregaron 2.520 cédulas falsas a colombianos, y que el segundo grupo más grande -de 279- fueron para árabes, invariablemente descritos como “sirios”.

Tras una investigación más profunda a través de expedientes de la policía colombiana - afirman autoridades internas- se realizó un seguimiento de dos docenas de las cédulas de identidad que les guió hasta conocidos terroristas y narcotraficantes.

Algunos ejemplos: Julio Quintero Gómez (N† 81.895.307), identificado como miembro de una columna de guerrilla urbana del ELN; Ramón Quintero, (N† 81.895.573), miembro del comité nacional del ELN; y Alberto Díaz Sánchez (No. 81.855.586), identificado por las autoridades como miembro de un grupo de narcotraficantes.

Ahora que los leales a Chávez y los asesores cubanos han tomado firmemente el control de los servicios de inteligencia venezolanos, es muy poco probable que se hagan mayores esfuerzos por realizar un seguimiento de los portadores de documentos fraudulentos.

Posiblemente, miles de terroristas con documentos falsos podrían formar parte en este momento de lo que los funcionarios de seguridad describen como una “fuerza paralela”, que Chávez está formando para difundir el terrorismo por todo el hemisferio occidental y para afianzar su poder en Venezuela.

De acuerdo con algunas fuentes de inteligencia, se han incorporado a los círculos bolivarianos combatientes experimentados en guerrilla urbana, y cientos de ellos se han entrenado en Cuba y Libia como “activistas sociales”. Ciertas unidades especiales de choque, denominadas Tupamaros y Carapaica, están acuarteladas en casas seguras de Caracas, donde bases de ametralladoras protegen los accesos a las calles de las zonas que ellos controlan en las afueras de la capital.

Además, se responsabiliza a las milicias de los círculos por los recientes atentados con granadas en las estaciones de televisión, en el edificio de la CTV y en la sede de Fedecámaras, cuyos representantes son acusados por Chávez de organizar un paro general contra el Gobierno. Los opositores han recibido amenazas por correo electrónico, como es el caso de una prominente periodista, que ha recibido descripciones gráficas de la forma como será violada.

MARTÍN AROSTEGUI Insight on the News Versión: Lidia Da Silva

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