Adamant: Hardest metal
Wednesday, May 21, 2003

Libre comercio: ¿Quién se beneficia?

Carlos Ball
2001.com.ve

A menudo oímos decir que en la apertura comercial de las Américas, los principales beneficiarios serían las grandes empresas multinacionales. La realidad es otra: Los más beneficiados serían los latinoamericanos pobres, quienes hoy pagan precios altos por sus alimentos, bienes y servicios básicos, gracias a la frecuente alianza de políticos, productores y sindicatos locales en mantener trabas a las inversiones extranjeras, a la vez que altos aranceles, cuotas y prohibiciones de importación. Los latinoamericanos ricos siempre podrán viajar a Estados Unidos y comprar barato.

Los países asiáticos, que eran mucho más pobres, y una decena de naciones del este de Europa, que apenas emergen del comunismo, gozan ya de niveles de vida muy superiores a los de América Latina.

Era lógico pensar que una vez que los mexicanos se quitaran de encima 71 años de gobiernos corrompidos del PRI, todo cambiaría. Pero continúan las trágicas muertes de mexicanos indocumentados tratando de cruzar la frontera y seguimos oyendo tonterías como la reciente del presidente Vicente Fox sobre que "Pemex no sólo es parte de nuestra economía, sino parte de nuestra historia".

La petrolera estatal Pemex es blasón de la corrupción gubernamental y sindical mexicana, a la vez que modelo de ineficiencia. En 1938, con la excusa de querer mejores salarios para los obreros petroleros, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó las concesiones. Estados Unidos no protestó mucho, porque la mayoría de las concesiones estaban en manos de la Royal Dutch Shell. Las autoridades mexicanas declararon que las empresas petroleras habían ya explotado el 90% de las reservas mexicanas, debiéndoseles compensación por apenas el 10% restante. El entonces secretario de Estado, Cordell Hull, advirtió a las petroleras que no esperaran ayuda del gobierno de Estados Unidos, por lo cual estas procedieron a aceptar la compensación ofrecida de apenas 30 millones de dólares para las empresas norteamericanas y 130 millones para Mexican Eagle (Shell).

Es decir, esa historia gloriosa a la que se refiere Vicente Fox comenzó con un fraude. Y no sólo por violar contratos y derechos de propiedad, sino porque lejos de aumentar los salarios a los trabajadores mexicanos, Pemex procedió a reducirlos. Igual que los venezolanos 38 años más tarde, los mexicanos entonces gritaban "ahora el petróleo es nuestro". ¿Nuestro o de los políticos como Fox y Chávez?

Se trata de una historia emblemática de la tragedia y de la pobreza latinoamericana. Pero la culpa no es sólo de los políticos, sino también de los pueblos que se dejan engañar. Y mis colegas periodistas a menudo aplauden que, en este o aquel importante acuerdo de apertura, el ministro logró posponer por 15 años la inclusión de la fábrica de vidrio y a los productores de maíz, asegurando el empleo de tantos miles de ciudadanos. Lo que entonces ocultan es el mucho mayor número de compatriotas que pasará hambre porque los alimentos seguirán caros y las viviendas pobres seguirán sin vidrios en las ventanas. Ese ministro o su partido político, de alguna u otra forma, pasará la factura a los empresarios locales que salen beneficiados al no tener que competir por 15 años más.

Del lado de Estados Unidos, lo que sucede no es mucho más feliz. Por una parte está el representante de Comercio, el embajador Robert Zoellick, miembro del Gabinete, quien ha formulado la excelente propuesta de eliminar todos los aranceles industriales para el año 2015. Eso realmente beneficiaría a los pobres de todo el mundo. Aún mejor sería incluir la eliminación de los aranceles a los alimentos, lo cual salvaría más vidas que todos los programas de ayuda internacional y de las Naciones Unidas juntos.

Pero el problema en Estados Unidos es que el organismo encargado de vender al mundo los beneficios del capitalismo y de la economía libre, el Departamento de Estado, tiene una burocracia tan enemiga de tales principios como las que encontramos en la ONU y en los gobiernos de México, Venezuela, Uruguay, Argentina, etc. Siendo así, no podemos esperar un ALCA vigoroso, difundiendo libertad de elección entre todos los consumidores de las Américas. Los burócratas socialistas afincados en el Departamento de Estado desde tiempos de Franklin Roosevelt siguen empeñados en complicar los tratados, incluyendo cláusulas ambientales y sindicales que hubieran logrado impedir el desarrollo económico de Estados Unidos en los siglos XIX y XX.

(*) Director de la agencia AIPE y académico asociado del Cato Institute.

(www.aipenet.com)

¿Por qué seguir perdiendo el tiempo?

Editorial: El Aragüeño

El país se encuentra en una encrucijada. Si se continúa por el mismo camino se proseguirá en bajada. El viraje es necesario. ¿Por qué perder más tiempo cuando la economía se mueve en un espiral que está arrastrando hacia abajo todo el aparato productivo nacional?

Se espera respuesta, mas no se ven movimientos en la cabina de mandos que hagan posibles los cambios esperados. El momento crucial requiere sinceridad, total si la venda persiste en los que no quieren ver, la oscuridad se mantendrá y la nación nada que arrancará.

Si los funcionarios gubernamentales son como el embajador de Venezuela en los Estados Unidos, Bernardo Alvarez, que al plantear ayer que la decisión que tomó el Banco de Exportaciones e Importaciones (Eximbank) de suspender los créditos para la nación, expresó que no se justificaba esta posición de la agencia federal independiente que apoya las exportaciones de Norteamérica, en vista que lo peor de la crisis económica nacional ya pasó.

Este señalamiento tiene dos derivaciones: una, que Alvarez, como reside en Washington, vive al margen de los contratiempos que a diario soportan los empresarios e industriales por la falta de dólares, ausencia de materia prima, fábricas trabajando a media máquina; y la otra son las contradicciones que se observan en el seno gubernamental, por cuanto los hombres del gabinete económico, contrario a la evidente inquietud del diplomático, desestimaron la medida del Eximbank al sentenciar que no nos afectaba para nada.

En el trajinar económico, tan lleno de obstáculos, la crisis está vivita y coleando, y que mejor indicador que el Banco Central de Venezuela, al sentenciar que la economía nacional se desplomó un 35 por ciento durante los tres primeros meses de este año.

La cifra, proveniente de fuentes oficiales, deja al descubierto la profunda contracción que ha llevado a los niveles mínimos la actividad productiva.

La tarea es difícil, pero no imposible, el Presidente tiene que entender, o deben hacerle saber los expertos en finanzas, que la reactivación del aparato industrial no puede esperar más dilaciones, por lo que hay que facilitar su labor a los que mueven la economía, que es el sector privado el mayor generador de empleo y motor de una economía de libre mercado.

El Estado fija pautas, directrices, regula y orienta; y el presente obliga a que este rol esté dirigido a reestablecer la alianza beneficiosa con los empresarios, contribuir a que la máquina productiva se mueva nuevamente y en forma rauda a la reconquista del pleno empleo, al retorno de las inversiones y a la fijación de un piso transparente en el que no se dibujen ruidos que perturben la economía.

La izquierda anacrónica o la contrarrevolución chavista

Domingo Alfonso Bacalao (hijo) 21 de Mayo de 2003 entornointeligente.com

Sólo una impropiedad del lenguaje, una ligereza o corrupción del idioma, puede sostener que el mal llamado “proceso chavista” se trate de una “revolución”. Es, pura y simplemente una contrarrevolución que se está llevando en su locura los pocos y modestos avances que habíamos logrado en convivencia y cultura democrática. Y en lo que respecta a las desigualdades sociales, a la exclusión, la pobreza e insensibilidad política de los largos años de la llamada IV República, los ha acentuado fuertemente, condenando a los más débiles a la tragedia de un populismo crepuscular.

En lo atinente a la corrupción, derrapada y sin freno, los éxitos de los llamados doce apóstoles es el último capítulo de una hazañosa prédica moralizante. ¿Se trata, entonces, de una revolución o de una contrarrevolución? ¿Qué dicen las realidades, la terca presencia de los hechos, las fechorías que como una reguera de inmundicias van quedando en el camino? Un enorme salto atrás, una vuelta a lo peor que tuvimos en el siglo XIX, militarismo, caudillismo y autoritarismo, envuelto en una demagogia brutal ribeteada ideológicamente con los conceptos de la pre-modernidad. Las propuestas relativas a los gallineros verticales, a los cultivos organopónicos, al conuco y a los huertos familiares en las azoteas, dan una muestra de esta contrarrevolución que apuesta a la destrucción del país, si una oposición errática, llena de ambiciones y cultivadora de sus propios intereses egoístas, crea las condiciones para ello. ¿Lo logrará, tan lejos nos ha llevado la crisis para siquiera intuir tal posibilidad? Se nos ha propuesto un modelo, para acabar de destruir el país y su modesta democracia -que tiene un gran futuro- anclado y envejecido en la isla cubana, donde un anciano déspota subyuga y esclaviza a un pueblo merecedor de otro destino. Algunos intelectuales trashumantes, alegres y bien remunerados viajeros, en busca del escenario que no encuentran en su propio suelo, elogian y enaltecen esta contrarrevolución que no quieren en sus naciones, pero desean experimentar en terreno tercermundista.

Ya lo dijo James Petras, que calificó a la Ley de Contenidos que se quiere aplicar en Venezuela, como protofascista e inaplicable en los Estados Unidos, pero buena para nosotros. Del mismo talante es Ramonet, ligero en el análisis, en la medida en que no conoce bien nuestra situación.

Si utilizamos las viejas referencias históricas de izquierda y derecha -útiles todavía, por su esquemática contundencia- resulta que la izquierda anacrónica, ha devenido hoy por los diversos giros de los tiempos, en la más atrasada, reaccionaria y contrarrevolucionaria derecha del siglo XXI. Enemiga de la libertad, amante de la concentración autoritaria del poder, conculcadora de los derechos humanos, alérgica a la pluralidad y a la disidencia y en todo opuesta a una democracia abierta donde cada ciudadano en comunión con las instituciones libres labre su propio destino, sin la caprichosa presencia de un iluminado que se cree poseedor de todas las verdades y dueño de los destinos individuales del gran colectivo social. Todavía en el siglo XX la vieja izquierda anacrónica -a nivel planetario- despertaba ilusiones y esperanzas, esfumadas cuando los crímenes de Stalin y el socialismo real horrorizaron al mundo y a quienes habían creído en aquella utopía convertida en demencial tragedia. La caída del Muro de Merlín y la disolución de la Unión Soviética dieron la estocada final a esa inmensa pesadilla.

El totalitarismo -la perversión del poder, su concentración en una élite que quería actuar en nombre de los demás, la nueva clase- fue afortunadamente sepultado para siempre. ¿Sepultado para siempre, decimos? ¿Qué nos ofrece la contrarrevolución chavista, esa derecha ultramontana, que se ubica a la derecha de los sectores más conservadores y recalcitrantes de la sociedad, que quiere resolver nuestros problemas -supuestamente- sin siquiera consultar nuestra opinión, con el agravante de la utilización del terror, la intimidación, la violencia y el desconocimiento absoluto de las normas establecidas en una Constitución nonata?

La cuestión moral es el Talón de Aquiles de la izquierda anacrónica venezolana: tanto predicar y ofrecer el hombre nuevo, para terminar asumiendo y reforzando los vicios del pasado.

Control de cambio: Arma letal

Jaime Pérez 2001.com.ve

Instalado como ha sido con todo su rigor lo que el gobierno considera como control de cambio y que para el resto del país no pasa de ser más que la congelación de toda transacción con divisas extranjeras, habría que precisar cuál fue la motivación oficial para establecer tan funesta medida y las consecuencias que ella ha procreado. Habría entonces que remontarse a aquella contundente demostración de rechazo a la política gubernamental que constituyó el paro nacional protagonizado por la CTV, Fedecámaras y la sociedad civil, que desencadenó la furia del jefe del proyecto "revolucionario", quién juró vengarse de todos los que osaron enfrentársele con esa acción cívica. Los comerciantes, industriales, empleados y obreros que paralizaron sus actividades, debían recibir una aleccionadora ración de latigazos por su conducta. Así se recurrió al control como un medio expedito para suspender el suministro de dólares a los causantes del enojo presidencial, quien había advertido que no entregaría ni un dólar para los golpistas, a excepción suya que los tendría a cántaros a pesar de su condición de golpista convicto y confeso. Esa orden resumía toda la rabia, el odio, la ignorancia y la desesperación de quien la impartía.

Y comenzó el gobierno "revolucionario", "made in Cuba" a aplicar la parte más aberrante de eso que los economistas definen como neoliberalismo, consistente en inundar al país de mercancía extranjera a punta de billete. El Gobierno se olvidó de la cacareada defensa de los puestos de trabajo, del incremento de la producción nacional y el logro de precios asequibles para los artículos de consumo popular. Cadivi, esa piedra de tranca dirigida por un hombre que jura que la divina providencia nos ayudará a lograr los recursos necesarios para regularizar nuestra actividad de importación, se ha convertido en la profunda fosa común donde son enterradas todas las solicitudes de dólares al cambio oficial. Ahí es donde la gata se subió a la batea para pedirle a los intrépidos peticionarios de divisas destinadas al pago de las mercancías que requieren importar que presenten hasta el resultado negativo del examen del HIV. La gente de Cadivi experimenta una como sádica sensación de felicidad cuando señala los 28 requisitos que han de satisfacer los posibles beneficiarios de la gracia gubernamental, siendo el primero de ellos la constancia del Ministerio del Interior y Justicia y de la directiva de Pdvsa de que no participó en el paro golpista, fascista, terrorista y desestabilizador de Fedecámaras, la CTV y los trabajadores petroleros.

Y es este gobierno, bribón, pícaro y maula como ningún otro en nuestra historia republicana, que no paga sus obligaciones a los particulares que negocian con él, que debe a la Cantv, a la Electricidad de Caracas, al Seniat, al Seguro Social, al INCE, y a los trabajadores a su servicio, el que, sin embargo, goza de dólares sin requisito alguno para traer invitados extranjeros que vienen a cantar loas al régimen revolucionario del megalómano que funge como nuestro presidente y para que sus funcionarios allegados viajen al exterior venezolano a hablar mal de la oposición. El gobierno, que es un insolvente rebelde en el pago de sus obligaciones legales es el mismo que en forma enristrada le pide a los particulares las pruebas de que está al día en sus compromisos con los organismos oficiales. Tal actitud nos recuerda aquello de que "todo mal pagador es un excelente cobrador". Y cómo alza la voz el presidente cuando llama tramposos a los empresarios y particulares que acusan algún retraso en sus pagos al fisco, porque al fisco se le paga siempre y no se le discute nunca, y a quien discute se le añade multa e intereses moratorios. Se paga primero y se averigua después. Duele pagar a un estado que nada nos retribuye a cambio y que mete codiciosamente la mano en nuestros bolsillos para llevarse hasta el pañuelo.

En la Tesorería Nacional hay constancia del orangután que en el renglón de deuda interna ha criado y mimado el Gobierno. Por vía de ejemplo cito el caso de un constructor italiano que en días pasados se halaba los pelos de la desesperación en esa oficina, reclamando la cancelación de un trabajo realizado al Estado. La secretaria que le atendía, tratando de calmarlo, le recomendó que llamara al día siguiente porque ella le tendría una información, pero el hombre lloroso le aclaró que el teléfono de su casa se lo habían cortado por falta de pago y el celular tuvo que venderlo para comer unos días.

Pero, ¿qué digo, que Cadivi no entrega dólares? Es una falacia, y el presidente de ese organismo lo aclara cabalmente. Entregó (y aquí debe haber una confusión pitagórica) ocho mil dólares (supongo que ocho millones por lo menos, para evitar el ridículo). Son billetitos verdes que el feliz adquiriente va a pagar a mil seiscientos bolívares por dólar, bueno, siempre habrá unas piedrecillas en el camino: Que dame la planillita y toma; que pásamela rapidito y ahí tienes; y déjame pasar y aquí tienes para que te comas una arepa pepeada y su chocolatico para la secretaria, si es que no surge una roca voluminosa que complique las cosas.

Con su política de control, el gobierno prueba su ubicación clara en el campo del neoliberalismo vituperado por el Sr. Chávez, porque resuelve todo trayendo productos terminados para la competencia desleal con el comercio e industrias nacionales. La fórmula del presidente es sencilla y preconcebida para arruinar nuestra economía. El dice: "No doy dólares a la empresa privada para así asfixiarla hasta que llegue la parca. Al no poder producir nada escasearán en el mercado los artículos requeridos por el pueblo, y eso sería una acción clarísima de saboteo del proceso revolucionario, y yo, en defensa del pueblo, tengo que traer los productos de fuera". Colosal la estratagema, pero brutal y fácil de descifrar.

Y, finalmente, hay una cuestión que despierta mi curiosidad: ¿Cuál es la razón para que sea Cuba el que nos facture la harina de trigo, supuestamente de procedencia italiana? ¿Cuál es el negocio que se oculta en este extraño manejo? El Gobierno verá pronto que esa silenciosa miseria que él ha fomentado levantará su voz enérgica de protesta. Ustedes, gente del Gobierno, disfruten hoy lo mejor que puedan de su día, porque mañana ineluctablemente tendrán su fin.

Rangel Vs. Shapiro

"Una prensa libre es el gran enemigo de los dictadores". Embajador Shapiro

Valentín Arenas Amigo - 2001.com.ve

El martes en la noche se celebró el Día Mundial de la Libertad de Expresión en la casa del embajador de Estados Unidos. Tema sensible para cualquier régimen autoritario. La primera parte fue protocolar. El embajador expresó que "Una prensa libre es el gran enemigo de los dictadores" y señaló el acoso de que han sido víctimas los periodistas sin que haya todavía ningún responsable. La segunda parte, ajena al control del embajador, tuvo un carácter festivo. El Golpista Vs. Marta Colomina (su doble). Todos los presentes disfrutaron de un espectáculo, ligero y jocoso, que para nada tenía que molestar a quienes tengan un "talante democrático" como diría Colin Powell. Sin embargo, Rangel se irritó y le respondió con una cara larga que expresaba más preocupación que molestia. Así pasó al primer plano el acto jocoso e intentó dejar en un plano secundario lo que el embajador dijo.

Hábil. Expresó que no le había dado importancia a lo dicho por el embajador pero estuvo más de media hora atacándolo y después dio una rueda de prensa para rematarlo. Contradictorio. Su cara reflejaba preocupación, ira. Vomitó fuego líquido. Llamó "irresponsable" al embajador sin recordar que él llamó "payaso" a Otto Reich y que expreso que "no le importaba un pito" lo que había dicho Colin Powell. Un lenguaje, por cierto, nada diplomático. La paja en el ojo ajeno. Pidió respeto para la "majestad" de la Presidencia de la República, sin reparar que si quien ocupa ese cargo no lo respeta con su comportamiento y lenguaje mal puede demandar respeto de los demás. Lo llamó a una mayor "madurez" quien representa a un régimen de inmaduros e incapaces o de incapaces muy inmaduros. Pintones. Señaló que lo sucedido era la mejor prueba de que sí había libertad de expresión en Venezuela, pero omitió decir que durante el año pasado 80 reporteros fueron atacados, así como sedes de prensa, radio y televisión, por presuntos círculos chavistas. Nadie hasta ahora ha sido acusado ni procesado. Nadie es responsable. Impunidad absoluta.

Pero la cosa no se quedó ahí. A continuación aprovechó la interpetación jocosa de la periodista para sentar, como contraste, que él sí representaba a un "gobierno serio". Nuestro bachiller olvidó cuando, muy serio él por cierto, negó que Ballestas y Montesinos estuviera en Venezuela y sí estaban. ¿Gobierno serio? Por favor...

Lo que no dijo, pero su cara de preocupación sí lo reflejó, fueron los antecedentes de ese acto que explican el fondo de su muy justificada preocupación. Primero la descarada intervención del embajador de Castro, no de Cuba, en la política venezolana, lo que incita a otros para que hagan lo mismo. Segundo la expulsión de 14 diplomáticos cubanos de Estados Unidos por ser supuestamente espías. ¿Significará todo esto el inicio de una línea dura de EUA? Y todo encuadrado, como telón de fondo, en el escenario de ese mundo polarizado entre terroristas y no terroristas y después de ocurrir la derrota del guapetón Saddam a millas de distancia y en menos de un mes. ¡Mama mía! Rangel tiene sobrada razón para la cara larga que tenía. El ve más allá de lo que los demás ven. Por eso se defendió repitiendo lo mismo que Castro dijo hace unos pocos días: Se trata de una provocación y no vamos a caer en ella. Y es que no estaríamos siendo provocados por un guapetón cualquiera sino por uno que advierte primero lo que va a hacer y lo que hace sin que quede tiempo para la amenaza. Esa es la diferencia entre un guapo de verdad y un guapetón.

Sin duda que a Rangel le sobran razones para estar bien preocupado.

Valentín Arenas Amigo Profesor de Instituciones Políticas de la UCAB Fax 7305723