¡QUE KARMA!
No basta con haber perdido la patria con todo lo que ese inimaginable drama significa. No basta con tenerse que levantar todos los días pensando que dentro de poco tendremos que recoger nuestros macundales y volvernos a lanzar al mundo como parias en una eterna historia sin fin. Ahora, ¡cual karma!, también tenemos que soportar la injusta, infausta y generalizada campaña anti-cubana que culminará exacerbando los más profundos sentimientos cargados de xenofobia los cuales terminarán convirtiendo a TODOS los cubanos (dignos o no) en verdaderas y despreciables lacras ante el pueblo de Venezuela que siempre nos había visto como hermanos y a quien nos unían fuertes lazos de esa amistad sincera bañada por el sol, el agua y la sal del Caribe.
Ya hacía tiempo que venía recibiendo centenares de e-mails de compatriotas cubanos-venezolanos pidiéndome enérgicamente que elevara mi protesta ante la burla que todas las noches se nos hace en un importante canal de televisión, dentro de cuyo formato informativo se incluye el desafortunado micro del “Profesor Rui-Ruá”, un comunista chusma cubano que viene a “alfabetizar” a los niños venezolanos con un deformado acento que – bien o mal – identifica el “hablado” de todos los cubanos, sin distinción de regiones o del bagaje intelectual y cultural de cada uno de nosotros.
El agresor, si bien nos llega de esa isla tan linda y sufrida llamada Cuba, tiene nombres y apellidos: FIDEL ALEJANDRO CASTRO RUZ. Ese es el monstruo que terminaría adueñándose de Venezuela y todo lo que en ella cabe: como su petróleo, su gas, sus montañas, cielos y mares… y – por si fuese poco – los mismos venezolanos. Ese es el eterno tirano que se adueñará, incluso, de la historia de este otrora heroico país si TODOS NOSOTROS no nos ponemos las pilas de una buena vez y salimos a recuperar CUANTO ANTES la patria que hoy se encuentra en vías de perdición.
Deformando y distorsionando el gentilicio cubano, DE TODOS LOS CUBANOS SIN DISTINCIÓN, no lucharemos contra ese tumor maligno que significa el CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL. Lo único que estamos haciendo con esos infelices micros es “vender el colchón” con el “Profesor Rui-Rua” adentro… una manera tremendamente injusta de fomentar el desprecio y el irrespeto generalizado hacia un grupo étnico que le ha aportado mucho a la Venezuela contemporánea, creando cientos de miles de fuentes de trabajo, aportando nuestros conocimientos y la laboriosidad que nos identifica en pro de un país que nos acogió con los brazos abiertos. Sembrando en este suelo fraterno a nuestros hijos y nietos.
Es tremendamente triste que uno de nuestros más querido hermanos se haya dado a la tarea de burlarse noche a noche de nuestra tragedia como nación por la vía de caricaturizar despectivamente nuestro acento canario salpicado de Andalucía y forjado bajo ese cielo intensamente azul que produce la soledad de nuestra isla en ese mar profundo y cristalino que baña con sus cálidas aguas a nuestras dos patrias, Venezuela y Cuba.
Pero preferí represar mi protesta por cariño, aprecio y profunda admiración por el conductor del programa que hoy nos fustiga a todos por igual, hasta anoche, cuando mi hijo Eduardo -- el más pequeño… de 9 años -- se percató que al lado del “Profesor Rui Rua” estaba una bandera que él supo identificar como una de las dos con las cuales lo hemos venido arropando desde que nació en Caracas de padres cubanos: la de las tres franjas azules, dos blancas, el triangulo de roja sangre con su estrella blanca y solitaria como nuestro terrible drama en el justo centro. La misma que él sabe fue soñada por un venezolano que dio su vida intentando liberar a Cuba del yugo español, el General Narciso López… la bandera de Cuba, ¡de TODOS los cubanos!
Eduardo no asociaba el “cantaíto” del “profesor” con la patria de sus ancestros porque sus padres, abuelos y tíos no hablan así… no somos de los que decimos “codbata vebde”. Tampoco se siente aludido cuando se mencionan a los “alfabetizadores” castristas. Su tía- abuela, la Dra. María del Carmen -“Maruja”- Bustillo, llegó a Venezuela (contratada desde Cuba) en 1958 como profesora de física, química y matemática – luego de ganar un concurso a nivel internacional -- para ayudar a fundar la Universidad de Oriente, razón por la cual él nació en este bello país; la “Tía Maruja” fue la “punta de lanza” de la familia Alonso en Venezuela. Lo que le impresionó a “Kiki”, como le decimos cariñosamente a Eduardo, fue la bandera.
¿Qué se le puede decir a un niño -- hijo y nieto de cubanos -- cuya vida ha sido signada profundamente y para siempre por el CASTRO-COMUNISMO cuando ve la bandera de sus padres y abuelos asociada a una deformante y despreciable caricatura de un personaje que viene a dañar la mente y el alma de niños venezolanos como él?
“No es la primera vez que se mancilla nuestra bandera” – le dije a “Kiki” aprovechando una oportunidad más para recalcar en él nuestros propios valores patrios – “hubo una época en que le tocó compartir su sagrado sitial con una segunda, llegada de suelo extranjero…” y le recité una poesía que irremediablemente hace brotar en mí torrentes de amargas lágrimas, escrita por un matancero nacido en 1861 llamado Bonifacio Byrne, gloria de la literatura cubana…
MI BANDERA Al volver de distante ribera, con el alma enlutada y sombría, afanoso busqué mi bandera ¡y otra he visto, además de la mía!
¿Dónde está mi bandera cubana, la bandera más bella que existe? ¡Desde el buque la vi esta mañana y no he visto una cosa más triste!
Con la fe de las almas austeras hoy sustento con honda energía que no deben flotar dos banderas donde basta con una: ¡La mía!
En los campos que hoy son un osario vio a los bravos batiéndose juntos, y ella ha sido el honroso sudario de los pobres guerreros difuntos.
Orgullosa lució en la pelea, sin pueril y romántico alarde: ¡al cubano que en ella no crea se le debe azotar por cobarde!
En el fondo de oscuras prisiones no escuchó ni la queja más leve, y sus huellas en otras regiones son letreros de luz en la nieve...
¿No la veis? Mi bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria, y en la cual resplandece una estrella con más luz, cuanto más solitaria.
Del destierro en el alma la traje entre tantos recuerdos dispersos y he sabido rendirle homenaje al hacerla flotar en mis versos.
Aunque lánguida y triste tremola mi ambición es que el sol con su lumbre la ilumine a ella sola --- ¡a ella sola! en el llano, en el mar y en la cumbre.
Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día... nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía...!
Había que hacer algo por “Kiki”. También aproveché para explicarle el por qué de mis largas horas ante la computadora, alertando y llamando a mis hermanos venezolanos a la carga contra un régimen que lo absorberá todo, hasta nuestros más profundos y preciados recuerdos. Le dije que había que luchar con rabia y hasta los huesos, para que – entre MUCHAS OTRAS COSAS – no tengamos que emigrar por el mundo y llegar a ver la gloriosa bandera tricolor de las siete estrellas en su franja azul cielo… como el cielo cubano, al lado de una caricatura que se burle con su deformante acento del acerbo cultural del venezolano y que se haga cuando uno más necesite del más profundo sentimiento patrio… allá, en el destierro.
Hoy me despido con un hondo dolor y una terrible tristeza,
Caracas, 4 de junio de 2003
ROBERT ALONSO
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