La fertilidad del error
Estimados/as amigos/as:
Queremos compartir con ustedes el próximo artículo de Gerver Torres que será publicado en El Universal este sábado 31 de mayo.
La fertilidad del error Gerver Torres
Los artistas plásticos saben que algunas veces los errores son el comienzo de una gran creación. La vasija de arcilla todavía fresca, que por accidente cae al piso y cambia de forma, puede resultar al final una obra de arte superior. En ocasiones los errores abren caminos promisorios. Entonces, hay que aprovecharlos.
Ello puede ocurrir también con eventos sociales. Así, por ejemplo, el lanzamiento a la calle de miles de profesionales de PDVSA puede ser ese accidente que a la larga resulte un hecho afortunado para muchos de ellos y para todos los venezolanos, al permitirnos replantear la relación que el Estado y la sociedad hemos mantenido por décadas con el petróleo.
Como resultado del despido masivo, muchos valiosos profesionales han comenzado a explorar oportunidades de trabajo en otras latitudes. Como individuos o como empresas, se lanzan al ruedo internacional a ofrecer toda clase de servicios relacionados con la explotación del crudo: manejo de datos, mantenimiento de infraestructura, planes de perforación, asesoría en el uso de tecnologías, entre otros. Algunas puertas se han abierto o entre abierto ya en el exterior. Es un tardío, muy limitado y durísimo comienzo, pero beneficioso.
Se trata del desarrollo de un sector petrolero privado internacionalizado que ha debido iniciarse hace mucho tiempo en Venezuela. Dicho sector debería ser muy fuerte y estar por todo el mundo. No obstante, el férreo monopolio estatal sobre la industria lo ha hecho extremadamente difícil hasta ahora. Lo ha dificultado, porque el espacio donde ese sector privado tendría que haber dado sus primeros pasos como empresas bien organizadas es precisamente nuestro país.
En un artículo anterior cité el ejemplo del Estado de Texas. Ese Estado, parecido a Venezuela en población y riqueza petrolera, produce hoy alrededor de un millón de barriles diarios por día; bastante menos que Venezuela. Pero lo interesante es que a lo largo de los años, se forjó allí un vigoroso sector privado que hace negocios en todo el planeta, vendiendo partes, servicios, consultoría, etc. y cuyas ventas anuales equivalen a unos quince millones de barriles diarios de crudo. La riqueza de los texanos no está tanto en el petróleo que tienen bajo tierra, sino en los saberes, destrezas y actitudes que desarrollaron a partir del recurso y que ahora emplean en el mundo entero. La conclusión es simple: aún teniendo menos del recurso, Texas ha creado más riqueza a partir de su petróleo que nosotros. Cuando la gente del petróleo regrese a la industria, es de esperar que estemos en el camino de un sector más abierto, menos monopólico. Entonces, a pesar del dolor, los errores y accidentes habrán sido fértiles.
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