¡COBARDES!
Era de esperarse, la Venezuela digna tiene hoy un nuevo héroe, su nombre: Modesto Matías Sucre Graterol, caído en la “Reconquista del Oeste”, hoy sábado 24 de mayo del año 2003. El próximo 23 de diciembre cumpliría 46 años. Era empleado del Banco de los Trabajadores y vivía en el Bloque 36 del “23 de Enero”. Este venezolano asumió el mortal riesgo esperado por todos y dejó su vida a escasos metros de la tarima montada por el partido Acción Democrática para el evento que se llevó a cabo en la calle Perú de Catia, sector popular de la Gran Caracas asociado – ahora sabemos que falsamente – con el CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL. Como tributo a su martirio, Modesto Sucre fue ya incluido en la página web que dentro de mi “sitio de alertas” abrí para relacionar por sus nombres y apellidos a las víctimas – tanto de Cuba como de Venezuela – producidas por este monstruoso, desalmado y sanguinario régimen que hoy tiene en la mira adueñarse de la patria de Bolívar. (www.geocities.com). A diferencia de todas las manifestaciones y marchas, “La Reconquista del Oeste” comenzó a la hora convocada, bien temprano; supongo que por razones de seguridad, para adelantársele a las hordas sanguinarias y mercenarias del régimen CASTRO-COMUNISTA de los señores Chávez y Castro. Eran las 10 am cuando entré en mi vehículo para dirigirme a la concentración de la Calle Perú, en Catia, cuando escuché los partes de guerra emitidos por RCR 750 AM: los manifestantes estaban siendo acribillados por cobardes franco-tiradores que a distancia y con armas de guerra de largo alcance disparaban a mansalva y protegidos por la impunidad ofrecida y garantizada por este régimen ilegítimo que ha hecho de la violencia su modo de supervivencia y que jamás se contará en unas elecciones limpias y puras. La situación – según reportaba Julio César Camacho -- se ponía cada vez más comprometedora a medida que me acercaba al sitio de los acontecimientos. Tenía un compromiso con Venezuela que no podía eludir, además, el Presidente de AD (Acción Democrática), Henry Ramos Allup – quien ratificó su valentía y su ya probada madera de líder – llamaba al pueblo, desde la tarima y bajo el cobarde fuego de los agresores a distancia, a que acudiera a sumarse al evento, aún bajo la mortal amenaza de las balas enemigas provistas por este oprobioso régimen CASTRO-COMUNISTA. A las diez y media de la mañana, cuando al fin arribé al sector de Catia, se había confirmado la muerte de Modesto Sucre Graterol y se hablaba de unas decenas de heridos por armas de fuego. (Para la hora de escribir esta crónica, uno de los heridos agonizaba en el hospital). Me bajé en el puente sobre la Autopista Caracas-La Guaira y me interné en la maraña catiense. El amigo “Pachito” me estaba esperando unos 100 metros más abajo, ya en la autopista. La manifestación se estaba dispersando lentamente y con desgano. Otros, entre los que estaban mis amigos, se reagrupaban para regresar a la candela. Decidí que era buen momento para verificar el grado de “guapería” de los lacayos chavistas. Una mujer “adeca” me dio el valor requerido cuando la vi escudo en mano, dispuesta a internarse con nosotros en la “boca del lobo”. “Soy abuela y tengo el pleno derecho de morir por mis nietos...”, nos dijo. Llegamos a una esquina de la Calle Perú y el plomo seguía cerrado. El enemigo no se hacía ver si no a lo lejos, en los bloques del “23 de Enero”, en la seguridad de la distancia y encapuchados... fuera del alcance de cualquier armamento corto de defensa personal. Estaban advertidos, razón por la cual no dieron la cara en combate cuerpo-a-cuerpo. El grueso de los tiros provenía del Bloque 44 del sector “23 de Enero”. Ante la incapacidad de respuesta, no quedaba otra que agazaparse detrás de cualquier parapeto que pudiera servir de protección. La estadía en aquel escenario era inútil pues ya no había posición alguna que proteger. Los manifestantes se fueron dispersando hasta el punto del total desalojo forzado por el fuego constante y el tableteo producido por armas automáticas de largo alcance. Una vez más la Policía Metropolitana vino al rescate y pudimos romper el cerco de la emboscada dejando como saldo dos heridos más de balas. Sin embargo, en la refriega anterior, tres soldados de la Guardia Nacional al servicio del régimen extranjero, agarraron lo suyo. Dos de ellos fueron abaleados en los glúteos, lo que evidencia la dirección en la cual corrían. José Martí vivía perturbado por la forma en la cual podría morir y en función de ellos suplicaba: “No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor, yo soy bueno... y como bueno, moriré de cara al sol.” La infausta bala que acabó con la vida de nuestro apóstol cubano, fue a dar en el blanco frontal de Martí, no en sus nalgas, porque nuestro prócer iba de frente dando la cara al sol... y al enemigo. ¡Cobardes! No aguantaron el desafío y se enconcharon a lo lejos. Les demostramos cómo serán nuestras marchas de ahora en adelante. Seguirán siendo pacíficas, pero cambiaremos nuestros pitos y cacerolas por herramientas más adecuadas a los tiempos y a las circunstancias. Como sucede en Cuba desde que el CASTRO-COMUNISMO tomó control en la patria de las palmas solitarias, Venezuela está escribiendo su historia con heroísmo y valentía. Allí vimos al gobernador Enrique Mendoza exponer su vida en el medio de la refriega, dando la cara por el país. Además, no faltaron los propietarios y representantes de los medios de comunicación social, entre los que pude ver a Alberto Federico Ravel y a Miguel Enrique Otero, de Globovisión y El Nacional, respectivamente. Muchos de los máximos dirigentes de AD y de Bandera Roja se encontraban exponiendo el pellejo, entre ellos el amigo Claudio Fermín. En la tarde, un consternado, agresivo, irónico e insultante José Vicente Rangel, nuestro vice-presidente de turno, acotaba en rueda de prensa que había que serenar los ánimos; ahora sí, ¿no?. Aceptó que la presencia de unos tres mil funcionarios de seguridad no pudo prevenir que desde la cobarde lejanía nos dispararan. Dijo también que la oposición practicaba una política de violencia, como si hubiéramos sido nosotros mismos quienes nos auto-atacamos desde los bloques controlados por los “Tupamaros” y los “Carapaimas”. Aseguró que fue un acto calculado para provocar víctimas, despreciando el hecho que los organizadores y máximos líderes del partido Acción Democrática – y otras organizaciones opositoras -- estaban en la línea de fuego. Con impresionante desparpajo acusó a la oposición de practicar una “política necrofílica”. Una vez aplacada la adrenalina y recuperado del susto gracias a una suculenta siesta, pude evaluar la situación en la cual se encuentra el país. En primer lugar, el régimen CASTRO-COMUNISTA de los señores Chávez y Castro solamente entiende de violencia... jamás se contará en elecciones limpias y puras, pero su gentuza comprende muy bien cuando se le habla duro, golpeado y se les paga con la misma moneda. En segundo lugar, las manifestaciones en Caracas están expuestas a masacres perpetuadas a distancia por cobardes franco-tiradores encapuchados y apoyados por el régimen. Como conclusión no cabe otra que seguir insistiendo en el llamado a “LA GUARIMBA”. Hoy más que nunca entiendo que sería la única vía de salir – de manera expedita y sin mayores traumas ni bajas -- de un régimen violento, ilegítimo y cobarde como éste que obedece a los más puros intereses del CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL. Caracas, sábado 24 de mayo de 2003 ROBERT ALONSO robertalonso2003@cantv.net