Adamant: Hardest metal
Wednesday, May 21, 2003

¿Por qué seguir perdiendo el tiempo?

Editorial: El Aragüeño

El país se encuentra en una encrucijada. Si se continúa por el mismo camino se proseguirá en bajada. El viraje es necesario. ¿Por qué perder más tiempo cuando la economía se mueve en un espiral que está arrastrando hacia abajo todo el aparato productivo nacional?

Se espera respuesta, mas no se ven movimientos en la cabina de mandos que hagan posibles los cambios esperados. El momento crucial requiere sinceridad, total si la venda persiste en los que no quieren ver, la oscuridad se mantendrá y la nación nada que arrancará.

Si los funcionarios gubernamentales son como el embajador de Venezuela en los Estados Unidos, Bernardo Alvarez, que al plantear ayer que la decisión que tomó el Banco de Exportaciones e Importaciones (Eximbank) de suspender los créditos para la nación, expresó que no se justificaba esta posición de la agencia federal independiente que apoya las exportaciones de Norteamérica, en vista que lo peor de la crisis económica nacional ya pasó.

Este señalamiento tiene dos derivaciones: una, que Alvarez, como reside en Washington, vive al margen de los contratiempos que a diario soportan los empresarios e industriales por la falta de dólares, ausencia de materia prima, fábricas trabajando a media máquina; y la otra son las contradicciones que se observan en el seno gubernamental, por cuanto los hombres del gabinete económico, contrario a la evidente inquietud del diplomático, desestimaron la medida del Eximbank al sentenciar que no nos afectaba para nada.

En el trajinar económico, tan lleno de obstáculos, la crisis está vivita y coleando, y que mejor indicador que el Banco Central de Venezuela, al sentenciar que la economía nacional se desplomó un 35 por ciento durante los tres primeros meses de este año.

La cifra, proveniente de fuentes oficiales, deja al descubierto la profunda contracción que ha llevado a los niveles mínimos la actividad productiva.

La tarea es difícil, pero no imposible, el Presidente tiene que entender, o deben hacerle saber los expertos en finanzas, que la reactivación del aparato industrial no puede esperar más dilaciones, por lo que hay que facilitar su labor a los que mueven la economía, que es el sector privado el mayor generador de empleo y motor de una economía de libre mercado.

El Estado fija pautas, directrices, regula y orienta; y el presente obliga a que este rol esté dirigido a reestablecer la alianza beneficiosa con los empresarios, contribuir a que la máquina productiva se mueva nuevamente y en forma rauda a la reconquista del pleno empleo, al retorno de las inversiones y a la fijación de un piso transparente en el que no se dibujen ruidos que perturben la economía.

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