EL CASTIGO INTERNACIONAL
Es lo más normal que nuestros políticos se lancen a la tarea de hablar y de hablar, introduciendo a la población en general en un círculo vicioso temático que deja fuera del tópico el propio meollo del asunto. ¿Amanecí “trabalengüístico” hoy o será que me estoy contagiando con el léxico de la politiquería barata?
Tomemos por ejemplo el tema del “castigo” que pudiera imponer en Venezuela la etérea y abstracta “comunidad internacional” que tanto toman en cuenta el amigo Timoteo Zambrano y la Coordinadora Democrática en pleno.
Se nos ha venido diciendo que nos tenemos que portar bien... que no debemos devolver los palos que nos pega “el soberano” en las marchas, que debemos ser estoicos al extremo, etc y todo ello en función de darle el ejemplo a la “comunidad internacional”; la misma a la cual le importó un comino que Sadam Husseín bombardeara a sus compatriotas kurdos con gas mostaza, parte de la cual salió en defensa del ex dictador iraquí hace unas semanas por temor a perder las concesiones petroleras cedidas -- “estratégicamente” -- por el hoy prófugo asesino babilónico.
El meollo de ese tópico tan cacareado últimamente por nuestros “políticos de oficio”, es el “castigo internacional” que pudiera imponerle a Venezuela esa “comunidad” -- casi celestial -- si el incipiente régimen CASTRO-COMUNISTA de los señores Chávez y Castro se “sale” del carril democrático más allá de lo que ya lo ha hecho. ¿Y cómo sería ese “castigo”?
Hasta donde entiendo – y si no que me corrijan los que saben de “eso” – el “castigo” (sanciones) sería político, comercial y económico. En otras palabras: la maravillosa O.E.A. expulsaría a Venezuela de su seno -- ¡mira cómo tiemblo! – y nuestro país no se beneficiaría económicamente de las bondades de los programas y convenios acordados por esa “comunidad”. Algo similar sucedería con respecto a la “Comunidad Europea” y otros países del primer mundo.
Las inversiones extranjeras se alejarían de Venezuela por un ratico solamente… y si no que les pregunten a los canadienses, los españoles e italianos que han invertido ingentes fortunas en la Cuba de Castro. En lo que Hugo y Fidel comiencen a soltar la mano – como ya se ha visto han hecho con las concesiones de la Plataforma Deltana – los miembros de esa “comunidad” comenzarán a buscarle excusas humanitarias y humanistas al apoyo – INCONDICIONAL -- a la sucursal sudamericana del CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL. Es así de sencillo.
Ahora bien. ¿Debe el régimen CASTRO-COMUNISTA de los señores Chávez y Castro temerle a unas severas sanciones comerciales, económicas y políticas cuando es ese mismo régimen el que se empeña de manera contumaz y pertinaz en destruir comercial, económica y políticamente a Venezuela? Vemos, por ejemplo, que Venezuela despreció – unilateralmente – un convenio tan importante y beneficioso como el de ALADI, donde los pagos por las importaciones procedentes de países signatarios se realizan en las monedas nacionales del país importador, lo que ayudaría tremendamente a paliar esa peligrosa deficiencia de dólares que según nuestro presidente aqueja a Venezuela.
Jamás ha habido “gobernantes” algunos en este país que se empeñaran con tanto ahínco en destruir a Venezuela como estos que hoy tenemos: Chávez y Castro.
Por cierto que el ex presidente cubano Prío Socarrás (hermano del “Conde de Los Calzoncillos”) -- quien era tremendamente socarrón e irónico -- fue preguntado en una oportunidad qué creía de Fidel Castro y su labor de gobierno. Don Prío, ya de regreso a Cuba desde su exilio, contestó que se trataba de un muchacho inmensamente hábil, diligente y exitoso. El periodista -- quien no entendió para nada la respuesta -- le pidió mayores explicaciones. Prío, con la sabiduría y desfachatez que era muy propia en él, le aclaró: “Verá usted, joven. Todos los gobernantes que ha tenido Cuba nos hemos impuesto con insistencia su destrucción y ninguno de nosotros fue capaz de lograr nuestros objetivos, sin embargo este señor (refiriéndose a Fidel Castro), en tan solo dos años de gobierno lo ha logrado…”
Por cierto, habría que preguntarle al Sr. Castro qué cree él de las sanciones que la O.E.A. le impuso a su régimen hace ya unas cuantas décadas… supongo que al respecto le habrá comentado al Hugo – hasta la saciedad – lo “terrible” que fue para él ese “castigo”. Me imagino que ya le habrá contado también a su pupilo lo beneficioso de haberle echado mano a la excusa del “estricto” bloqueo “americano” a la hora de justificar el programado y requerido desastre económico y social que él maquiavélicamente le impuso a Cuba, convirtiéndola, de la tercera nación de la América hispana cuando él “se la encontró”, en la competencia de la pobre, oscura y “piltrafera” Haití.
Chúpense esa mandarina…
Caracas, 15 de mayo de 2003
ROBERT ALONSO robertalonso2003@cantv.net
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