UTOPÍA
Tomás Moro, en su carta a Pedro Egidio – que más tarde se convertiría en el muy leído libro “UTOPÍA” – dejó fuera la unión de los opositores en países como Venezuela y Cuba como una de las mayores utopías que pueblos algunos pudieran imaginar.
Los patriotas cubanos de la Cuba colonial jamás pudieron unificarse en torno al objetivo común de liberarse del imperio español, lo que constituía uno de los mayores dolores de cabeza de nuestro apóstol José Martí. Lo mismo ha venido sucediendo durante los cuarenta años de ignominia CASTRO-COMUNISTA. No hemos sido capaces de unirnos en torno al imperioso objetivo de derrocar a Castro… y no que no lo intentamos una y mil veces. En junio de 1976, por ejemplo, el Dr. Orlando Bosch fundó en Costa Rica “Los Comando Organizados Revolucionarios Unidos” (C.O.R.U.) con el fin de agrupar a todas aquellas organizaciones de acción que luchaban por su cuenta en contra de Fidel Castro Ruz. El intento fracasó casi desde su inicio. Poco después de su fundación, el C.O.R.U. convocó una reunión en Bonao, República Dominicana, donde se programaron varias acciones radicales que culminaron, muchas de ellas, en un total y rotundo fracaso, en parte por la desunión y el “enguerrillamiento” y en parte por la eficaz infiltración por parte de los agentes de inteligencia del CASTRO-COMUNISMO quienes, entre otras cosas, siempre supieron desunirnos.
Vamos a estar claros. Tenemos que arar con los bueyes por separados. Es como si pretendiéramos poner como condición para construir una Venezuela nueva que dejemos de echarnos palos, jugar dominó y gallos. Ese animal no existe ni en las películas de ciencia ficción. Al venezolano, como al cubano, nos gusta beber, el dominó y los gallos… ¡y punto! Así mismo somos fanáticos de la desunión, tanto en Venezuela como en Cuba. Tal vez tenga algo que ver el hecho de ser caribeños, quién sabe.
En una reunión donde se encuentren 10 “conspiradores” siempre habrá diez diferentes posiciones radicales no conciliables, mientras el tirano al cual se pretende derrocar habla por una sola boca y se acabó. Quien se salga de la línea del “máximo líder” coge plomo o es “empiyamado” (“empantuflado”) a juro. Es cierto que un grupo en el cual todos piensan igual es porque hay uno que piensa por todos. Sin embargo, pareciera que estamos condenados a sufrir el mal endémico de la desunión en países como en Cuba y Venezuela. Cualquier cosa que emprendamos tendrá que tomarse en cuenta este terrible “handicap” nacional, lo contrario es pensar que las pajaritas se preñan.
Lo que sale de una reunión en nuestros países donde participan varios grupos es una especie de “camello”. Hay quienes dicen que un camello es un caballo hecho por un comité. Las decisiones son tan disparatadas y “chimbas” que dan pena y ayudan al enemigo de una manera inconmensurable. Lo hemos visto en Venezuela con la llamada “Coordinadora Democrática” y sus decisiones de retazos. Para nuestra desgracia, somos – ambos – pueblos que los guía el caudillismo más absoluto y así hemos diseñado nuestros partidos tradicionales. Pretender “coordinar” la buena fe de varios caudillos juntos es parte de esa atroz utopía a la cual al amigo Moro se le olvidó mencionar.
Es por eso que “La Guarimba” tiene tanta opción de triunfo, porque en ella impera la anarquía y la “creatividad” de cada quien o de cada “micro-líder” de cuadra o de edificio. “¡Allá va eso…!” podría ser el lema que la define. En lo único en lo que nos tendríamos que poner de acuerdo – si acaso, porque pudiera imperar la espontaneidad -- sería en el día en que se reviente la piñata. El resto lo decidirá el Señor de los Cielos.
Un fuerte abrazo solidario, radical y “guarimboso”,
Desde mi última “guarimba” en Caracas, a los 4 días de mayo de 2003
ROBERT ALONSO robertalonso2003@cantv.net