EJECUCIONES EN CUBA : Las cinco claves de más de cuatro décadas de castrismo
El Mundo.es FELIPE SAHAGÚN
Como todas las revoluciones, la cubana tiene amigos y enemigos, fervientes defensores e implacables adversarios. Aunque el fin de la Guerra Fría ha matizado y difuminado todas las posiciones, la ideología sigue siendo determinante de la visión que se tiene de la revolución cubana.
A pesar de ello, casi todos aceptan como cruciales para Cuba cinco fechas desde la Revolución: la crisis de los misiles (1962); el discurso del 13 de marzo de 1968 por el que Castro destruye los últimos vestigios de la propiedad privada; el éxodo de más de 100.000 cubanos a Florida en la primavera de 1980; la ejecución del general Ochoa en julio de 1989, y la legalización del dólar en julio de 1993.
La crisis de los misiles
1962.- En julio del 62, un año después de establecer relaciones con la URSS, el régimen revolucionario cubano aceptó la instalación de misiles soviéticos en Cuba durante una visita a Moscú de Raúl Castro, ministro de Defensa.
A finales de agosto del mismo año, Ernesto Che Guevara viajó a Rusia para cerrar el acuerdo. El 4 de septiembre, el presidente John F. Kennedy aseguró tener pruebas del envío de 3.500 técnicos militares de la URSS a Cuba y advirtió que, si instalaban misiles tierra-tierra de ataque, Estados Unidos intervendría para impedirlo.
El 14 de octubre aviones-espía estadounidenses fotografiaron obras de construcción de 40 rampas de lanzamiento de misiles de alcance comprendidas entre los 500 y los 3.300 kilómetros en suelo cubano. Dos días más tarde, Kennedy tenía las fotos sobre su mesa, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. El 22 de octubre, Kennedy publicó las fotos y anunció un bloqueo -cuarentena- de Cuba.
En un discurso radiotelevisado, Kennedy amenazó con una respuesta nuclear masiva contra la URSS si se lanzaba algún misil nuclear desde Cuba contra Estados Unidos, y con acciones militares directas -invasión, bombardeos o ambas cosas- en Cuba si los misiles soviéticos no eran retirados inmediatamente de la isla.
El 26 de octubre, Kennedy recibió una carta del dirigente soviético, Nikita Jruschov, en la que aceptaba retirar los misiles bajo la supervisión de la ONU si Estados Unidos se comprometía a no invadir Cuba. El peligro había pasado.
En Essence of Decision, el mejor análisis publicado hasta hoy sobre la crisis, Graham Allison demuestra que fue el momento de la Guerra Fría en el que la URSS y Estados Unidos han estado más cerca del precipicio nuclear.
En declaraciones a Theodore Sorensen, su mejor biógrafo, el presidente John F. Kennedy reconoció poco antes de ser asesinado que, de haber estallado la guerra nuclear, «podían haber muerto 100 millones de estadounidenses, más de 100 millones de rusos y millones de europeos».
Ofensiva revolucionaria
1968.- El 13 de marzo de 1968, cinco meses después de la muerte del Che en Bolivia, Castro anunció una «ofensiva revolucionaria» contra «los últimos vestigios del capitalismo y de la moralidad burguesa» con el fin de construir en Cuba «el verdadero comunismo». En el mismo discurso confirmó la detención y encarcelamiento de sus principales críticos comunistas del interior, dirigidos por Aníbal Escalante.
En las 24 horas siguientes nacionalizó o clausuró 58.012 zapaterías, relojerías minúsculas, barberías, viejas imprentas, puestos de fritangas, pequeños comercios y hasta hornos de carbón. El Estado, como señala Jesús Díaz en el capítulo Los años grises de su libro Informe contra mí mismo, se arrogó el control absoluto de la producción y distribución de los bienes de consumo, gigantesca tarea para la que no estaba preparado.
«El empresario mediano y pequeño quedó fuera de los planes quinquenales, acusado de sanguijuela y explotador, y muchos se retiraron a España, Miami o Venezuela, en exilio tardío, con los bolsillos rotos», añade Jesús Díaz.
Mariel
1980.- Tras graves tensiones diplomáticas de Cuba con Venezuela y Perú sobre el derecho de los cubanos a buscar refugio en las embajadas extranjeras de La Habana, Fidel Castro ordenó retirar la vigilancia policial de los recintos diplomáticos a primeros de abril de 1980. En dos días, más de 10.000 cubanos se refugiaron en la sede peruana y varios centenares pudieron salir en avión hacia Costa Rica.
Castro prohibió a mediados de mes la salida de más aviones, pero autorizó la entrada en el puerto de Mariel, al oeste de La Habana, a partir del 21 de abril, de barcos de los exiliados cubanos en EEUU para que recogieran a los familiares y amigos que quisieran irse de Cuba.
Hasta finales de junio, llegaron a Estados Unidos 114.475 cubanos, muchos de ellos delincuentes comunes.
La ejecución de Ochoa
1989.- El general Arnaldo Ochoa, uno de los militares más prestigiosos del Ejército cubano, y seis supuestos cómplices fueron detenidos el 12 de junio de 1989 y acusados de conspirar con el cartel colombiano de Medellín para trasladar cocaína a EEUU. Un tribunal militar recomendó el juicio de Ochoa y los otros detenidos por traición a la patria. Al delito de narcotráfico añadieron el de la venta ilegal de diamantes, marfil y otros productos durante los años de servicio militar en Angola.
Ochoa, de 57 años, había dirigido las fuerzas cubanas en Etiopía, Nicaragua y Angola, y era uno de los cinco oficiales cubanos condecorados con la distinción de Héroe de la República.
Declarados culpables el 7 de julio, Ochoa, Antonio de la Guardia y otros dos acusados fueron ejecutados seis días más tarde. Con su muerte, Fidel Castro se deshizo de uno de sus principales rivales en las Fuerzas Armadas y cortó de raíz las acusaciones de Washington sobre su supuesta cooperación con los narcos colombianos.
La dolarización
1993.- Casi cuatro años después de la caída del Muro de Berlín, Fidel Castro anunció el 26 de julio de 1993 la legalización del dólar, prohibido en la isla desde hacía 30 años.
En un discurso pronunciado en Santiago de Cuba en el 40º aniversario del asalto a Moncada, preludio de la revolución del 59, Castro suavizó también la prohibición de viajar a Cuba a los exiliados y dio facilidades para las inversiones extranjeras.
Con esta medida, el régimen respondió a la grave crisis causada por la ruptura del bloque comunista y reconoció de hecho la existencia de un mercado negro donde el dólar se cotizaba a 60 pesos cuando, oficialmente, se vendía a 0,75 pesos.
Aunque el vicepresidente Carlos Lage insistió en que «los principios revolucionarios siguen intactos», floreció una segunda economía -la de las tiendas especiales, sólo para dólares- y, aunque con serias dificultades, surgieron las primeras empresas privadas desde los años 60.
Felipe Sahagún es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO.