_¿Cambiará en algo la situación una sentencia en contra del control de cambio por el TSJ?
Venamcham José Gregorio Pineda, Economista Jefe. José Gabriel Angarita, Economista.
En noviembre 21 de 2001, una sentencia de la Sala Constitucional del máximo tribunal, especificó que limitar las operaciones con moneda estadounidense era una decisión que escapaba de las manos del Gobierno y que cualquier medida, como el actual control de cambio, debía estar amparada por una ley que se aprobase en la Asamblea o por suspensión de las garantías económicas de Venezuela.
Actualmente existe una revisión de la legalidad del control de cambio implementado por el Ejecutivo el pasado 21 de enero, que podría implicar una reapertura del mercado cambiario en condiciones no previstas inicialmente, que de no considerar las previsiones correspondientes podría ser tan perjudicial como el mismo control.
Después de 70 días de la medida, la dinámica del mercado nacional está afectada por una demanda de dólares represada que, en caso de que se reactive el mercado sin ejecutar ninguna acción de política cambiaria, ejercerá presiones sobre el tipo de cambio depreciando aún más al bolívar. Por esto muchos sectores se han pronunciado a favor de un sistema dual, con un tipo de cambio de 1.600 bolívares por dólar para la adquisición de bienes prioritarios y otro libre para el resto de las transacciones.
Es evidente que el control de cambio ha representado para la economía venezolana un duro golpe cuyos efectos no podrán ser revertidos en el corto plazo, inclusive si el TSJ lo declara inconstitucional.
Existe entonces la posibilidad de que el TSJ se pronuncie en contra del control de cambio. ¿Pero será posible qué dicha medida cambie en algo los efectos devastadores que la actual cesación de cambio tiene sobre la economía? La historia y el discurso oficialista nos hacen pensar lo contrario, "el control de cambio llegó para quedarse". Es lógico esperar que una sentencia desfavorable del TSJ, si la hubiera, no represente mayores cambios a la situación actual, ya que simplemente el mercado seguiría suspendido (al igual que lo está ahora) mientras se aprueba el control de cambio en la Asamblea Nacional.
Las perspectivas en torno al suministro de divisas no son alentadoras. No se observa una voluntad por parte de las autoridades en acelerar el proceso y últimamente vemos como comienzan las acusaciones entre los diversos entes involucrados sobre la responsabilidad de la inoperatividad del sistema.
La mejor alternativa es ejercer presión para que ocurra una flexibilización del sistema, mediante un sistema dual y acelerar el otorgamiento de las divisas, aprovechando las mejoras en la facturación de PDVSA y los aumentos de las reservas internacionales.
De no producirse dicha flexibilización podríamos estar en la irónica situación donde las reservas internacionales podrían estar en los niveles previos al paro (15.788 millones de dólares, solamente unos 725 millones de dólares más que el nivel al 28 de marzo de 2003) y el mercado continué sin suministros de divisas con las devastadoras consecuencias sobre el sector productivo.