Adamant: Hardest metal
Saturday, April 5, 2003

VenAmCham economists ask: Can a salary agreement be reached?

<a href=www.vheadline.com>Venezuela's Electronic News Posted: Thursday, April 03, 2003 By: VenAmCham

VenAmCham's Jose Gregorio Pineda (chief economist) and Jose Gabriel Angarita (economist) write: Officers of the Venezuelan Federation of Workers (CTV) have demanded that the government urgently raise the minimum wage to counteract the economic destabilization's effects on workers' real salaries.

The arguments in favor of such a measure put forward by the union leaders are, first, the 3 million barrels of oil per day the government claims to have achieved, which permits no evasion of the union demand by the national government, and second, the claim that higher salaries would stimulate aggregate demand and produce a tonic effect on economic activity.

  • The CTV calls for a minimum wage hike of at least 30%, just to achieve a partial compensation for the real salary's loss of purchasing power due to last year's inflation, but without any compensation for the 9.4% inflation rate in the first quarter of this year.

The CTV's demand was to be expected, since the government has repeatedly expressed its intention to create a parallel labor organization. The CTV's logical reaction to that threat to its primacy was to take anticipatory action demonstrating the strength of its defense of workers' interests. This move makes all the more sense considering that the members of that pro-government parallel union organization have announced similar demands. It should come as no surprise, then, that the CTV is doing the same, because it is under pressure from competition in the labor movement.

The private sector has reacted negatively, which was also to be expected.

Businessmen say this would be highly irresponsible under current economic conditions, when about 15% of all companies shut down for good in the first quarter of 2003, no foreign exchange is available, and a large number of workers have lost their jobs.

The private sector made it clear that it is much wiser to maintain employment and avoid hurting the workers who still have steady jobs. Workers need a salary adjustment sooner rather than later, in view of the drastic reduction of real incomes to a point where many of them cannot even acquire the complete basic consumption basket. But the business sector's ability to absorb the necessary wage increases under prevailing economic conditions is in serious doubt.

Hence, if the minimum wage is raised, unemployment could become even worse in the short term.

The presumed umpire, the national government, finds itself in the strange position of being an employer on the one hand (so a salary hike would inflate its expenses) and having bad relations with the country's business and labor organizations, on the other.

Workers and businessmen, each group playing their own roles, have posed a debate that had to take place sooner or later. We should not view as surprising an annual controversy to which we had accustomed ourselves, especially because it is now easier than ever to resolve it amicably.

Time will tell.

Full Article in Spanish.

¿Será posible llegar a un acuerdo en materia salarial?

José Gregorio Pineda, Economista Jefe. José Gabriel Angarita, Economista.

Dirigentes de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) exigen al Gobierno que aumente el salario mínimo con carácter de urgencia para contrarrestar los efectos que la desestabilización económica tiene en el salario real de los trabajadores.

Los argumentos que manejan los dirigentes sindicales para estimular la medida son en primer lugar, la producción petrolera de 3 millones de barriles diarios que dice el gobierno tener, con lo que no se justifica la evasión de la solicitud por parte del Ejecutivo Nacional; y en segundo lugar, mayores salarios estimularían la demanda agregada interna con su efecto en la producción de la economía.

Se plantea incrementar por lo menos en un 30% el salario mínimo, para simplemente recuperar, aunque sea parcialmente, el salario real ajustándolo a la inflación del año pasado, sin contar con el 9.4% de inflación acumulada en el primer trimestre de este año 2003.

La petición por parte de la CTV era de esperarse, ya que insistentemente se han dado anuncios por parte del gobierno de crear una central obrera paralela. Ante tal posibilidad la reacción lógica de la CTV era anticiparse a este movimiento y mostrar públicamente su defensa de los intereses de los trabajadores. Esto tiene mucho más sentido si se toma en cuenta el hecho que los propios miembros de esa posible central obrera paralela anunciaron peticiones similares, por lo tanto no debe sorprendernos la petición de la CTV dadas las presiones a que está sujeta por la competencia en el espacio sindical.

Las reacciones en el sector privado han sido adversas, lo que también era de esperarse. Los empresarios expresan que la medida sería un acto de total irresponsabilidad bajo la coyuntura actual del sector, donde en el primer trimestre del año 2003 se han cerrado aproximadamente 15% de las empresas, existe una paralización en la asignación de divisas y se han generado un gran número de desempleados. El sector dejó claro que es mucho más sensato mantener el empleo y evitar perjudicar a aquellos que aún disponen de un empleo permanente.

Los trabajadores necesitan un ajuste en sus salarios más temprano que tarde, dada la profunda disminución del ingreso real que en muchos casos les impide acceder a los bienes de la cesta básica. Pero está en duda la capacidad del sector empresarial de absorber este aumento en la situación económica actual, que de concretarse, llevaría a un desempleo aún mayor en el corto plazo.

Aquí el supuesto gran arbitro, el Gobierno Nacional, se encuentra en la extraña posición de ser patrono por un lado (afectado en sus gastos por el incremento salarial) y por el otro no tener buenas relaciones con las máximas agrupaciones tanto del sector empresarial como laboral.

Trabajadores y empresarios, cada uno cumpliendo con su rol, han puesto en el tapete una discusión que tenía que llegar tarde o temprano. No debemos ver como algo insólito esta controversia que antes nos había resultado normal, sobre todo porque hoy más que nunca puede ser resuelta amistosamente. El tiempo dirá.

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