Carlos Ortega."CARTA A LOS VENEZOLANOS"
Cuando en octubre de 1999 convocamos el paro petrolero, obligados por la actitud intimidatoria, antiobrera, autoritaria y déspota del actual régimen, descubrimos y alertamos a todo el país sobre la ineptitud, incompetencia y desmaña de este gobierno corrupto presidido por el Sr. Chávez. En ese momento comenzó una lucha tenaz, persistente, desigual pero valiente, con un solo objetivo: mantener las conquistas democráticas logradas por los trabajadores y sus familias, sus dirigentes sindicales honestos y el pueblo venezolano en general. Pasando por las elecciones de FEDEPETROL y de la C.T.V., hasta llegar a los hechos del 11 de abril, pusimos nuestro empeño en la unidad de los sectores democráticos del país. Esa era una constante en nuestra lucha y para todos los efectos, el interés en la unidad de los venezolanos estaba por encima de cualquier interés personal. La lucha era desigual contra un régimen mentiroso y un Presidente con un discurso que confundía y lograba despertar esperanzas en la mayoría de nuestro noble pueblo, pero sabíamos que esas ilusiones estaban siendo frustradas por una camarilla de ineptos y corruptos que en nombre de una supuesta "revolución" saqueaban, robaban, asaltaban, los dineros necesarios para construir el país que reclamaban los venezolanos, frustrando de esta manera la idea de una nación que, a lo largo de su historia había logrado una democracia donde sus hijos batallaban día a día por mejorarla, una democracia donde sus hijos lograban, estudiando y trabajando, mejorar su calidad de vida y la de sus familias y gozaban, en concordancia con nuestro gentilicio, de los beneficios que la unidad e integración de los sectores de la vida nacional, otorgan a la sociedad moderna. Unidad e integración que se desvanecieron en esta "robolución" con las consecuencias conocidas por todos. En la primera etapa de esta lucha, solicitábamos la rectificación de esas políticas erradas del actual régimen y de manera vehemente convocamos a un gran diálogo nacional que permitiera la apertura y la construcción de un gobierno para todos los venezolanos. Algunos funcionarios del alto gobierno se reunían con nosotros discutiendo nuestro proyecto de unidad e integración nacional, pero cuando se lo explicaban al "amo y señor", regresaban regañados y acusados de contrarrevolucionarios. Posteriormente, ustedes lo saben, muchos de ellos abandonaron al gobierno y a su partido y hoy nos acompañan en las marchas y protestas contra el Sr. Chávez. Así llegamos a los sucesos del 11 de abril, en los cuales el régimen actual conoció de la entereza y valentía de este bravo pueblo. Estos hechos, que la historia se encargará de juzgar oportunamente, no fueron suficientes para lograr, siquiera, una reflexión por parte de este régimen indolente, sordo, ciego, insensato e irresponsable, y menos aun una rectificación de sus políticas y conductas; muy al contrario, el régimen, fiel a su comportamiento, vicios, mandos y guías, continuó en su desgobierno, arreció en su conducta antidemocrática, represiva y opresiva, avasallante, intimidante, tiránica, y sometiendo, mediante la compra de lealtades, al resto de los poderes públicos lograba que hombres y mujeres que en el pasado gozaron de prestigio y buen nombre, se convirtieran desde sus diferentes responsabilidades de gobierno, en seres genuflexos, cobardes, mentirosos y lisonjeros de este oprobioso sistema dirigido por el Sr. Chávez. La sangre derramada, que ha bañado de luto el suelo patrio, poco le importa a este régimen, al dictadorzuelo. El Sr. Chávez arremetió contra los medios de comunicación, contra la C.T.V., contra FEDECAMARAS, en fin, contra toda clase de institucionalidad y en definitiva, contra el pueblo en general. Pero nuevamente se equivocaba el aprendiz de dictador y el bravo pueblo de Venezuela continuó en las calles y ya no sólo fue Caracas, sino que se incorporaron a la lucha todas las regiones del país. La valentía, el arrojo, el coraje, la gallardía de nuestros padres, de nuestros hermanos y de nuestros hijos, se sentían a lo largo y ancho de nuestra patria. La gente decidió no olvidar esos muertos y desde cada uno de esos briosos corazones salió aquella proclama que convertimos en dogma: NI UN PASO ATRÁS, PROHIBIDO OLVIDAR. De esta manera, aceleradamente, ocurrieron hechos y sucesos que desembocaron inevitablemente en el paro general convocado por la sociedad civil el 2 de diciembre pasado. Era un clamor, una solicitud colectiva de la inmensa mayoría de los venezolanos; la ingobernabilidad era evidente y ya no sólo era la comunidad nacional sino también la comunidad internacional, la que exigía una salida inmediata a la grave crisis que atravesaba nuestra nación. Este pueblo de libertadores reclamaba ELECCIONES YA. La salida democrática era y continúa siendo una necesidad para sacar a Venezuela y a los venezolanos de este atolladero histórico al cual el actual régimen los somete, pero que es imposible que logre consolidar, pues la reciedumbre de esta sociedad civil, finalmente logrará vencer y superar tan duros escollos. Como acertadamente expresara un insigne político italiano "debemos ver esta lucha con el pesimismo de la inteligencia, con el sentido crítico de la duda, pero también con el optimismo de la voluntad, porque con la voluntad nada es fatal, nada es inevitable, ni inmodificable", por ello es de destacar que la fuerza de la voluntad y del amor por la libertad escribe ahora su historia en nuestra patria; las mujeres y los hombres de esta gloriosa Venezuela escriben ahora su destino, y, en esta búsqueda urgente y constante de senderos prósperos y promisorios para la República, no podemos desmayar porque con nuestra voluntad y bravura derrotaremos al tirano y a sus cómplices mas temprano que tarde. ¡Eso lo juramos! Las amenazas reales de acabar con mi vida, emanadas de un grupo de criminales adulantes que pretenden ofrecer mi cabeza como una manera de congraciarse con "el amo", aunadas a la responsabilidad que tengo para con nuestro país, me obligan a tomar la prudente, pero no menos difícil y dura salida del asilo diplomático. Sin embargo, mi perseverancia, tenacidad y templanza son inquebrantables en el logro de la salida democrática a esta crisis, y continuarán al lado de esos nuevos líderes valientes quienes, junto a sus viejos líderes, están batallando para construir la patria soñada y esperada por todos. El nuevo escenario donde me corresponderá continuar esta hermosa lucha, cuyo sentido más genuino esta íntimamente entrelazado con mi condición de obrero, la cual no he olvidado ni olvidaré nunca, lo asumo como una coyuntura, como una eventualidad que debo atravesar en la conquista de los ideales de libertad y justicia en los que creo, así como para lograr el objetivo de tener nuevamente en nuestro país una democracia, plena y robusta. Un nuevo escenario, repito, se presenta al frente y lo asumimos con la misma responsabilidad. Cuando miro hacia atrás y pienso en los ideales y valores que me inculcaron mis padres, no lamento el precio que he tenido que pagar por ejercer la defensa de la libertad y de los principios democráticos, además porque estoy convencido que he hecho lo que tenía que hacer. No podrán con el valor mas preciado que siempre me ha acompañado: m i d i g n i d a d. No podrán jamás con la dignidad de este pueblo que ha demostrado suficiente y fehacientemente su bravura y arresto. Finalmente, agradezco a mis compañeros de la C.T.V., hombres y mujeres, quienes han sabido interpretar al país, promoviendo y apoyando esta guerra contra el tirano y de la que estoy seguro, no desmayarán hasta lograrlo. A las diferentes federaciones nacionales y regionales, a los sindicatos de base, independientemente de su posición política o ideológica: Mis hermanos de lucha. A la gente de los medios de comunicación, con mucha humildad les envío mi palabra de reconocimiento y agradecimiento, porque con mucho esfuerzo y coraje, diariamente batallan por mantener informado al país y al mundo, porque sin ellos el mundo no sabría, como sí lo sabe ahora, cuál es el verdadero carácter de esta dictadura disfrazada de democracia. A la gente del petróleo, a sus líderes, que están dando la pelea. A los 17 mil hombres y mujeres que pronto serán reintegrados a sus puestos de trabajo y más unidos que nunca, ayudarán a superar la crisis. A Carlos Fernández y al resto del empresariado venezolano quienes, desde FEDECAMARAS y junto a las demás organizaciones gremiales, de manera desprendida han contribuido en esta lucha. A la Iglesia y los distintos credos presentes en el país, les pido que brinden el apoyo espiritual a tantos héroes y heroínas anónimos que hoy en día trabajan por la reconciliación nacional. A mi madre, mis hijos, mis hermanos, mis amigos y mi familia en general, quienes con su apoyo incondicional, me han dado fortaleza para seguir adelante. Al Dr. Abel Pacheco, Presidente de Costa Rica y a su gobierno, por acogerme en ese país en estos aciagos momentos de mi vida política, y particularmente al Sr. Embajador de Costa Rica en nuestro país, Lic. Ricardo Lizano, así como a los funcionarios de dicha embajada, quienes hicieron mas humanos y llevaderos los catorce días que compartí con ellos antes de mi salida hacia su país. Pero el mayor agradecimiento de mi parte, siempre estará al lado de esos hombres y mujeres que han arriesgado sus vidas, que con valentía recorrieron y recorren marchando las calles y avenidas de nuestro país, escribiendo la nueva historia de esta gran nación. A los caídos, que no los muertos porque como decía Alí Primera "Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos", a sus familias, es decir, en general, a la sociedad civil, a sus partidos políticos, a sus ONG, mi agradecimiento y les digo: LA LUCHA CONTINÚA. Compatriotas la salida está cerca, el tirano no pasará. Ese disfraz de Presidente que el Sr. Chávez ostenta muy pronto le será despojado por el glorioso y bravo pueblo de Venezuela. NI UN PASO ATRÁS, PROHIBIDO OLVIDAR, y continuemos marchando por la reconstrucción y unidad del país. Yo por mi parte llevaré por las rutas del mundo mi bandera como estandarte para decir, como Mario Benedetti: "llevo a cuestas un ladrillo para decirle al mundo cómo era mi casa". Gracias al pueblo venezolano.
CARLOS ORTEGA C.I. V.- 3.395.021