el nuevo desconcierto mundial
mapage.noos.fr Luis DE LION Sábado, 22 de Febrero 2003
La manera sorpresiva y aplastante, en que culminó la guerra fría no solamente tomó fuera de base a los Estados Unidos y Europa; sino que las piezas de lo que parecía un nuevo orden mundial, no terminan de encajar en virtud - entre otras - de la inconclusa construcción de la Europa política y militar y la asimetría heredada de dicha guerra fría. A partir de 1989, la conformación de ese nuevo orden, dispuso del bulldozer que encarna la superpotencia americana en la apoteosis de su hegemonía no solo militar, sino económica; hasta que los atentados del 11 de septiembre 2001, obligan al bulldozer a convertirse en un gigantesco tanque de guerra; en virtud de la entrada en escena de ese flagelo del terrorismo multinacional que representa Ben Laden.
La campaña antiterrorista que llevan adelante los EE.UU. los presenta como unos romanos improvisados, cual imperio sin doctrina que domina el mundo sin ejercer la diplomacia. El estilo fanfarrón de Bush, junto a Donald Rumsfeld, provocan la ira mundial. El inmaduro ataque de Rumsfeld contra la "vieja Europa", ayudó a llevar a millones de personas a las calles. Esa antigua Europa, es hoy un territorio económica y políticamente blindado, representa 1/3 del comercio mundial, es poseedora de 1/3 de la riqueza mundial y gracias al Euro es hoy una potencia monetaria, es decir un actor de talla mundial; que hasta ahora ha carecido de una visión de mundo que le permita trazar estrategias y prioridades que conformen una política exterior propia; motivado por la contradicción que representa superar los intereses nacionales de sus miembros en pro de objetivos comunes. La potencia civil que es Europa debe - hoy mas que nunca - revisar su manera de tomar decisiones, para que se coloque en posición de intervenir en la gestión de crisis mundiales.
Francia fiel a su visión Gaulliste del mundo; busca ante la coyuntura actual utilizar nuevamente la disuasión, pero diplomática, a través del veto en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual tendría los mismos efectos devastadores - políticamente hablando - de una bomba atómica, en pocas palabras seria la muerte de la ONU. Paradójicamente, la decisión del veto está en las manos de Jacques Chirac, sobre quien se concentran seis expedientes judiciales - todos por corrupción - el mismo que invoca dentro de su país, las reglas constitucionales de separación de poderes, como excusa para negarse a comparecer ante los jueces, al estilo del líder de una potencia bananera.
En consecuencia, y dejando de lado la vital lucha antiterrorista, la opinión publica internacional cede terreno ante el antiamericanismo; sin querer ver que los EE.UU. no son un bloque homogéneo, ni cultural, ni político; ¿cómo odiar a una nación compuesta por lo básico de los pobres de Europa y más recientemente por los de América latina?. El antiamericanismo fatuo es pasional, no es producto de un razonamiento estratégico, no se trata de una ideología, sino de un discurso. El cual dio sus primeros pasos en el siglo XVIII, de la mano de personajes como Voltaire y de Baudelaire en el siglo XIX.
Hoy, el nada original movimiento altermundialización logra movilizar a unos 10 millones de manifestantes alrededor del mundo, sin que muchos se pregunten de la futilidad del discurso antiglobalización. Contrariamente a la demagogia terrorista, los ataques del 11-S no son la consecuencia de la miseria y el subdesarrollo; en los últimos 50 años el nivel de vida en América Latina y en Asia, ha subido a pesar de las crisis y bancarrotas, motivadas por la mala gestión interior y no a causa del libre juego de la economía mundial. Un continente realmente siniestrado hoy en día es Africa, pero la miseria de los africanos se debe mucho más a razones políticas que económicas y los países árabe-musulmanes, si bien padecen enormes diferencias, muchos de ellos están entre las naciones más ricas del planeta.
El antiamericanismo bajo la forma actual, no es otra cosa que una mezcla de viejos sueños aplastados por la caída del muro de Berlín y que sin querer estaría encontrando un paralelo con ese fascismo musulmán que propagan los islamistas; la aparición en escena de Ben Laden, compromete al movimiento altermundialización; en una carrera para ver quien arma mejor y más rápido con sus ideas al islamismo más fanático.
Convencido que los argumentos de los tiempos de Vietnam, hoy no se aplican para nada al enemigo de la multinacional terrorista, dado que los terroristas jamas negocian; considero que la protesta debe exigirle y hasta obligar; tanto aEuropa como los Estados Unidos, para que den a conocer la evolución de sus posiciones y su problemática, y en consecuencia el combate antiterrorista será dinámico, interactivo y efectivo.