Carta abierta a ARISTÓBULO ISTÚRIZ del hijo de Luis Beltrán Prieto Figueroa
Carta abierta a ARISTÓBULO ISTÚRIZ
Miami, 19 de enero de 2003
Señor Ministro de Educación, Cultura y Deportes
He decidido escribirle hoy porque me resulta absolutamente insoportable que usted se haya dedicado, en su afán de quebrar la voluntad de los educadores, a los que amenaza con despidos y les retiene sus salarios, a invocar el nombre y memoria de mi padre, el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa.
El nombre y los hechos del Maestro Prieto, como lo llama y recuerda mucha gente en Venezuela y en otros países donde su ejemplo dictó cátedra de dignidad, constituyen un patrimonio colectivo de la Nación, que no puede ni debe ser objeto de apropiación con la intención de usarlos en bajas tareas de proselitismo político o, lo que es peor, tratar de desvirtuarlos en el camino de engañar o doblegar a aquellos por y para los cuales vivió.
Si usted, que fue maestro, dirigente gremial y compañero de partido de mi padre, hoy se encuentra ubicado en un campo ideológico que es diametralmente opuesto al que él defendió, ello no le da derecho a invocar el nombre ilustre de un hombre que dedicó su vida a los demás y nunca cohonestó un hecho de violencia contra otros seres y mucho menos, contra los maestros, a los que dedicó su vida entera.
Uno de los primeros trabajos escritos por mi padre fue un alegato titulado: "Los Maestros, Eunucos Políticos", el cual está dedicado a explicar las razones del derecho de los maestros a ser miembros de sindicatos, a manifestar libremente sus ideas políticas y participar en huelgas. Este texto es un pilar fundamental de la lucha de los maestros por su libertad y por la de la Nación y es, sin duda, una de las razones por las cuales se impuso el 15 de enero como fecha para celebrar el Día del Maestro.
Cuando mi padre y mi madre, junto con unos pocos educadores, se reunieron en aquel memorable 15 de enero de 1932, en el Colegio San Pablo del Dr. Martínez Centeno, para constituir la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, sentaron las bases para la lucha sin cuartel contra la dictadura gomecista. Por estas actividades ambos fueron perseguidos y despojados de sus cargos de maestros, tal como usted amenaza hacer con quienes hoy se empeñan en defender a la patria contra la influencia nefasta de sus malos hijos.
Esto último lo digo porque ustedes están tratando de imponer un modelo educativo basado en la experiencia cubana, en la cual se falsean los hechos de la historia para hacer aparecer al tirano como la fuerza fundamental de la vida nacional. Eso queda demostrado por el hecho de que, bajo la dirección de Carlos Lanz Rodríguez, más destacado como guerrillero y asesino que como educador, se esté imponiendo un "Proyecto Educativo Nacional" en el cual se glorifica, entre otros, a figuras siniestras como el "Ché" Guevara, mientras se falsean los hechos básicos de nuestra historia republicana y se intenta reconstruirla para hacerla similar al discurso irracional del teniente coronel golpista al cual usted ha hipotecado nombre y tradición.
El lamentable espectáculo televisado los domingos, de los niños recitando supuestas poesías patrióticas y arengas políticas que glorifican al pichón de dictador que, para nuestra desgracia, se encuentra temporalmente en Miraflores, es una especie de premonición de lo que nos espera. Pronto tendremos, como en Cuba, legiones de "pioneritos" cantando las loas albarbudo criminal y programas en los cuales Páez será un usurpador y no el que logró librarnos de la trampa bolivariana de estar sometidos a los designios de los neogranadinos y se inventarán virtudes para ocultar que Zamora era un terrateniente explotador y un miserable usurero, al cual mataron sus propios partidarios porque, sencillamente, no lo soportaban.
Esa es la educación que usted quiere imponer a nuestros niños, pero nosotros, como padres y abuelos, depositarios de la soberanía originaria, no estamos dispuestos a que una banda de facinerosos, encabezada por usted, nos robe el futuro de nuestros hijos en aras de un experimento político que rechazamos de plano.
Le advierto, de la manera más enérgica y categórica, en nombre de Luis Beltrán Prieto y Cecilia Oliveira, que siempre fueron enemigos de lo que usted hoy representa, que se abstenga de usar sus nombres y ejecutorias para falsear la verdad y desorientar a nuestra juventud.
Me consta, porque hablé largamente con él en febrero de 1992 y en fechas posteriores, que mi padre sentía profunda repulsión por Chávez y sus compañeros sanguinarios y rechazaba el concepto golpista y las intenciones de quienes querían subvertir el orden y conspirar contra la democracia.
No pongan ustedes en la boca de mi padre cosas que nunca hubiera dicho, ni lo usen para respaldar acciones que hubiera combatido, como siempre lo hizo. No confundan la actitud de un humanista y de un político convencido de que la educación es el camino de la grandeza, con un supuesto apoyo a sus ideas disociadoras, destinadas a asesinar el espíritu de nuestros niños y convertirlos en títeres de una dictadura tan cruel y malvada como el modelo cubano del cual ahora se sienten tan orgullosos.
Termino esta carta deseándole que, una vez inicie su merecido exilio, o termine la pena que le impongan por sus delitos políticos, administrativos, civiles y penales (no hay que olvidar que el sótano del Ministerio que usted dirige fue el refugio de los asesinos del 11 de abril y la mayoría de los conjurados de la masacre de Altamira del 6 de diciembre, eran empleados suyos), disfrute de una larga y merecida estadía en Cuba y nade, alegre, en ese mar de felicidad, mientras nosotros, satisfechos de nuestra lucha, seguimos mojándonos en el chorro de la libertad y la democracia.
Reciba, señor Ministro, las muestras más cordiales y verdaderas de mi profundo repudio,
Atentamente Luis Prieto Oliveira