Lula ante los dilemas de la izquierda tradicional
Por: Robinson Salazar
BRASIL: Lula ante los dilemas de la izquierda tradicional
El peligro de ciertas ideas actuales sobre el poder y la izquierda fue parte de la aguda reflexión sobre Argentina y Brasil que realizó Marco Aurelio García, hombre clave del gobierno de Lula.
Márcio Resende. PERIODISTA.
MARCO AURELIO GARCIA. MANO DERECHA DEL PRESIDENTE BRASILEÑO.
Para Marco Aurélio Garcia, mano derecha y asesor en política exterior del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, "los argentinos se autoengañaron". Aunque se graduó en Derecho y Filosofía, Garcia, de 61 años, se destacó en dos aspectos: como profesor de Historia en universidades de Brasil, Chile y Francia, y como secretario, por más de una década, de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores. Abierto e incisivo para abordar cualquier debate, habló de temas polémicos como el fracaso de la izquierda tradicional y concluyó que Chiapas, si se prolonga en el tiempo corre el riesgo de "transformarse en un parque temático de la izquierda mundial".
- ¿Lo que ocurrió en la Argentina puede repetirse en Brasil?
No. Lo que llevó al colapso argentino fue lo que muchos anticipábamos: la política cambiaria. ¡Pobre de aquél que osara decir en público que la convertibilidad llevaría al país al abismo! Era un tema tabú. Recuerdo que hace algunos años, Lula fue invitado a un programa de TV en Argentina y alguien le pidió: "Por favor, no hable en contra de la convertibilidad". No se trata de una profecía autocumplida sino de algo que iba a cumplirse inexorablemente pero que era negado. Y cuando sucedió, la gente empezó a preguntarse cómo había podido creer en ese modelo. Evidentemente, como a nadie le gusta ser engañado y menos aún cuando se trata de un autoengaño, la tendencia fue buscar un chivo expiatorio: De la Rúa, Chacho... El caso brasileño es diferente. Estamos en una situación muy difícil pero controlable. La deuda social brasileña, si se pudiera cuantificar, es mucho mayor y más grave que la deuda interna. Pero en el plano de los sentimientos, de las opiniones, de las expectativas, elementos todos esenciales en la economía de hoy, estamos logrando resultados muy importantes.
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¿La gran deuda social de la región es lo que contribuyó al avance de la izquierda?
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Los dos grandes paradigmas de la izquierda en el siglo XX fueron el comunista y el socialdemócrata, con una vertiente nacional desarrollista en Latinoamérica. Pero esos paradigmas entraron en crisis. Esa izquierda tradicional fracasó. Nosotros en el PT buscamos construir más una propuesta política que ideológica. Nutrida de ideales generosos de democracia social, de igualdad, de presencia soberana en el mundo. Casi daría un decálogo de lo que debe ser hoy un pensamiento de izquierda en América latina.
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La llegada de Lula a la presidencia marca el fin del neoliberalismo?
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Es un golpe fuerte, pero nada termina de un momento a otro. Hoy la sociedad no se reconoce más en aquel proyecto que tanto la movilizó en el pasado. La gente estaba a favor de las privatizaciones no porque fue engañada o porque el ex-presidente Cardoso la hechizó durante 8 años. Tampoco es que de repente el hechizo terminó y todos se volcaron a Lula. Es que la gente fue aprendiendo. Como en la vida. Hoy existe un peligroso vacío que puede sacar de la agenda política algunos temas importantes para la reflexión. Por ejemplo, en Argentina hay una idea de que el poder no interesa, que se trata de un ámbito de corrupción, que se necesita crear redes alternativas en la sociedad, que las elecciones no sirven... Mientras la gente piense así, otros ganarán las elecciones y harán lo que les parezca. Las redes y los movimientos sociales son importantes. El PT, inclusive, surgió también con ese componente. Pero hay un momento en el que lo importante es saber quién y cómo va gobernar el país. Chiapas no va a existir para siempre. Si sigue existiendo, será una especie de parque temático de la izquierda mundial que las personas van a visitar para luego decir: "¡Qué maravilla! ¡Qué bueno sería si el mundo fuese así!". Será como los niños que van a Disneyworld a zambullirse en la fantasía. Yo no descalifico la experiencia, pero no tengo ninguna ilusión de que el mundo pueda transformarse en una gigantesca Chiapas.
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El PT giró hacia el centro. ¿Se lo puede llamar un partido de izquierda todavía?
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La sociedad brasileña giró hacia la izquierda. La prueba es la elección de Lula. Los que están preocupados por las alianzas que hicimos con determinados sectores políticos de centro y de centroderecha pueden estar seguros de que ésa es una alianza con hegemonía de izquierda.
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Pero el propio Lula asumió una posición mucho más moderada...
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No fue una posición más moderada. Varias de las posiciones que nosotros defendimos durante la última campaña estuvieron durante las campañas anteriores. Evidentemente, cambió la situación brasileña. Había una exigencia mayor que no era sólo la de los mercados sino del conjunto de la sociedad brasileña.
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¿Cuándo podríamos comenzar a ver los efectos de esa política?
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El primer año tendrá algunos impactos negativos, heredados del gobierno anterior, como la presión inflacionaria. Si adoptamos una política prudente, pero al mismo tiempo hacemos una fuerte inflexión en la dirección del modelo que queremos implementar, será posible tener crecimiento con baja inflación. El alza del dólar (que durante la campaña llegó a 3,99 reales) fue especulativa. Esa especulación no puede mantenerse. Es una forma de excitación de la economía. Nadie puede vivir excitado todo el tiempo.
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¿Puede cumplirse simultáneamente con las metas del FMI y con el pueblo?
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Tenemos metas sociales y económicas. El FMI ya tiene actualmente una cierta percepción de que ya no sirve involucrarse exclusivamente con una política de estabilización si la economía del país no crece.