El capital cultural de PDVSA
Los momentos que confrontamos actualmente son de profunda crisis social, que afecta a los cimientos mismos de la sociedad venezolana, en sus diferentes niveles: valores, organización social, institucional y sobre todo la base económica. Precisamente es la economía, el fundamento esencial de toda organización social, si en algo tuvo razón Marx fue en señalar la determinación económica en la conformación de cualquier modelo social, en Venezuela es Petróleos de Venezuela (PDVSA) la empresa líder que define y marca la pauta del desarrollo económico del país. Al esta, declararse en paro cívico, compromete a toda la economía y al país mismo, hecho por demás relevante, importantísimo en la dinámica social. Ante tales circunstancia el Poder Ejecutivo se ha mostrado imperturbable, al negarse a atender la solicitud de una parte significativa del pueblo venezolano: ir a elecciones en un corto o mediano plazo. El gobierno tomó su posición y se mantiene en ella, cueste lo que cueste, a nivel económico, social o político. No importa que pasemos hambre, necesidad, desnudez, nada, así lo ha expresado el señor Presidente. En este contexto se ha propuesto “reformular” a PDVSA, en medio de esta crisis; con una premisa básica: sustituir a la mayoría de los cuadros gerenciales, llamados “nomina mayor” de dicha empresa, sin valorar las consecuencias y la posibilidad real de hacerlo, lesionando la esencia misma de PDVSA y de Venezuela. Partamos de que toda empresa es, producto de su Recurso Humano, del capital humano que la ha construido. Solo el hombre es el factor productivo indispensable e insustituible en cualquier proceso productivo, se puede poseer una tecnología de punta, la de mejor calidad y si no tienes el individuo capacitado para accionarla con eficiencia o eficacia, solo será un bien en propiedad, pero sin apropiación específica, es decir, podemos decir esto es mío y aquí lo tengo, pero no lo puedo utilizar, no lo puedo consumir. El capital cultural es una categoría del eminente científico social francés, Pierre Bourdieu, (fallecido hace un año), en su teoría concibe a la sociedad como un gran espacio social, donde coexisten diferentes campos sociales con una independencia relativa uno de otro; basa su concepción social en el principio de dominación, donde su ejercicio impone la diferencia social, como efecto de la posesión de diferentes capitales. Cuando se habla de capital, generalmente se asocia a recursos económicos, pero Bourdieu no lo restringe solo a ese dominio, sino que lo extiende y distingue cuatro tipos de capital: el económico, el cultural, el social y el simbólico. La definición y aplicación de sus categorías en su concepción social (estructuralismo genético o estructuralismo crítico) es realmente magistral, el estudio de dicho autor es apasionante y convincente, en razón de que cada una de sus categorías las demostró y aplicó en la práctica de sus investigaciones que fueron cuantiosas. En esta oportunidad deseo referirme al “Capital Cultural”: Está constituido por el conjunto de calificaciones intelectuales, que posee un individuo, sean éstas producto de la escolaridad particular y/o transmitida en su experiencia de vida, concibe este capital bajo tres formas de existencia: en estadio incorporado, en estadio objetivado y en estadio institucionalizado. Capital cultural en el estadio incorporado, es una disposición durable del individuo, supone un trabajo de inculcación y de acumulación particular, que no lo puede delegar en otro, es un capital obtenido por él mismo, inherente a él, por ejemplo los conocimientos adquiridos; “el capital cultural es un poder hecho ser, una propiedad hecha cuerpo, que pasa a ser parte integrante de la persona”(1) El capital cultural en estadio objetivado, se refiere a la posesión de bienes culturales, por ejem. obras de arte valiosas, colección musical, monumentos; este estadio es transmisible en su materialidad, pero no en su apropiación específica (puedo heredar una colección valiosísima de pintura y ni siquiera entender el por qué de su valor). El capital cultural en estadio institucionalizado es el aspecto socialmente reconocido respaldado por las instituciones, por ejemplo los títulos escolares; es la objetivación del capital cultural, que adquiere una autonomía relativa con relación a su portador, por ejemplo, es el “reconocimiento” del poder simbólico, que un título posee. Ahora bien, PDVSA se crea como tal en Agosto de 1.976, como producto de la nacionalización petrolera. Antes de la nacionalización, el modelo de desarrollo de los Recursos Humanos en la misma, provenía de la casa matriz de las distintas empresas transnacionales, todo los lineamientos venían del exterior, en consecuencia se observaba una marcada división en el personal integrante de la industria, con base en la formación profesional y nivel educativo que estos poseían; por una parte los puestos Ejecutivos y de Dirección conformado por personal extranjero altamente calificado, por otra parte los puestos medios, deficientes en cuanto cantidad y calidad, en razón de que no existía el personal calificado en Venezuela, y los puestos de nivel operativo, formado por obreros con poca calificación que se adiestraban en el desempeño del trabajo. Siendo los dos últimos niveles, venezolanos en su gran mayoría. Después de la nacionalización de la Industria y con la creación de filiales, se tomó conciencia de la necesidad de unificar las políticas de PDVSA. “Posteriormente la casa matriz realizó un diagnóstico que identifica la necesidad de promulgar una filosofía y estrategia corporativa de desarrollo ejecutivo común, que unificara criterios entre las distintas filiales” (2). Con esta concepción nacen las reuniones de planificación funcional, comité interfilial multidisciplinario, que en materia de Recursos Humanos elaboran el “Programa de Desarrollo Ejecutivo”, el cual se planteó como eje un sistema de desarrollo del personal con potencial directivo (con un perfil de formación académica, de valores en relación a la empresa y a su proyecto de vida). Producto de la implantación de ese sistema, tenemos hoy, 26 años después, ese Recurso Humano calificado con criterios de acreditación a nivel transnacional con empresas petroleras. Entonces, el capital cultural de esa nómina, tanto mayor como media o menor, de PDVSA no se puede sustituir de la noche a la mañana, ni de una manera drástica, como se pretende hacer, porque la planificación de sucesión de personal en una empresa como la petrolera (y siendo PDVSA líder en el ramo) tiene que hacerse con base en la sucesión del conocimiento y planificadamente. Las acciones del ejecutivo en este sentido solo nos dejará la lontananza de lo que una vez fuimos, en una pradera desértica, posiblemente en manos de extranjeros musulmanes. (1) Pierre Bourdieu. “Les trois états du capital cultural”, en Actes de la recherche en sciences sociales. No. 30. París 1.979 (2) Arnesto y Ortiz. Nuevas tendencias en Planificación de sucesión de Personal: Planificación de sucesión del conocimiento en el sector petrolero venezolano. Caracas 2000
Elaborado por: Arelis Figueroa L. C.I. 3.971.691 Profesora Universitaria. Tlf. 6054731/4751 0416-7045951